57. Japón 2015. Vigésimo quinto día de viaje. 23 de marzo, lunes. Tokio día 2. Primera parte.

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Al despertarnos, antes de las 12 de la noche de España, miramos las informaciones de las elecciones. El editor de este blog ha acertado en sus pronósticos. Y en Andalucía pesar de la corrupción no es el fin para el PSOE.
Nuevo desayuno y hoy la novedad de que hay albóndigas y se parecen a las de Ikea: todas iguales y están muy buenas.

Ha amanecido nublado y Marisa lee mis crónicas del 2008 y entonces no paraba de llover.
Hoy vamos a empezar nuestra visita turística en el santuario de Yasunkuni-jinja.
En la calle vemos la primera «haiga» japonesa». Para compensar hay taxis Prius. Y la estación del metro es algo espectacular. Como luego la utilizaremos todos los días ya no nos sorprenderá pero hoy ha sido algo especial. Y como ya es lunes (ayer fue domingo, lo que no debes interpretarlo como una perogrullada, sino que el personal no iba a trabajar y hoy sí) los tokiotas van todos con traje los señores y ellas también muy arregladas. Yo llevo un forro polar de color butano que contrasta con la «oscuridad» del resto de los viajeros. Marisa siempre presta a criticar mi indumentaria me dice que parezco de un servicio de urgencias.
Encontramos en una pared del metro un plano informativo con el sur donde esperas encontrar el norte. Ya lo había escrito hace unos días y hasta que te das cuenta te despista bastante.

Ya sé que es una convención pero sin ellas sería bastante difícil la convivencia.
Y así como no ves policías por las calles de las ciudades japonesas si hay muchos vigilantes en el interior del metro y algunos de ellos con megáfonos. Imagino que más que «guardar» lo que hacen es dirigir la circulación en las horas punta.
Yasukuni-jinja.
La guía dice que es un santuario memorial por los muertos japoneses en las guerras: unos dos millones y medio. Dada la belicosidad de este país con sus interminables guerras civiles y el afán imperialista que les llevó a contiendas con Corea y China, así como todo lo que supuso en Asia y el Pacífico durante la segunda guerra mundial no me parece demasiado grande para su propósito. Recuerdo que cuando vine la primera vez habían tenido roces diplomáticos con Corea y China por actos nacionalistas que se habían realizado en este recinto.
Se accede por un torii enorme que a diferencia de los «normales» que son de madera o de cemento y piedra, este es de acero y bronce.

En el largo paseo hasta el santuario se encuentra una fuente llamada » Irei no Izumi» o «Fuente para reconfortar a las almas» y está dedicada a aquellos que murieron de sed durante las batallas. Una placa informa que «muchos durante las batallas murieron llamando a sus madres y pidiendo agua en el último momento. Esta estatua de una forma abstracta representa a una madre ofreciendo agua«. A pesar de lo triste del recuerdo han tenido que remarcar lo de «abstracto» porque allí ni siquiera Tapies hubiese vista a una madre.
Luego te encuentras un segundo y también enorme torii y una puerta monumental antes del templo propiamente dicho.
En un lado una colección de antiguos barriles de sake, imagino que solo con fines decorativos.

Antes de entrar en el templo un letrero te advierte de las prohibiciones. Además de lo típico de «no molestar a los demás » y cosas parecidas hay una diferente con el resto de lugares visitados: «Actividades que impliquen izar banderas o estandartes». Y es que este es un lugar muy sensible para los actos patrióticos y creo que un baluarte de la extrema derecha.
Delante del santuario hay un jardín muy cuidado con algunos árboles que empiezan a florecer y nos ha ocurrido una de las cosas más raras de todo el viaje.

Hay un grupo numeroso de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos, algunos de ellos con sus escaleritas de aluminio. Vaya, algunas no tan pequeñas pues he visto una de 6 peldaños.
Y todos están mirando hacia un señor elegantemente trajeado que dirige la atención del personal con su dedo hacia una flor de un árbol. (Esto lo hemos descubierto a base de mucha atención pues no entendíamos nada de su parlamento).

De vez en cuando alguno le pregunta al señor, que yo imagino un importante político, y aquella masa reporteril no para de filmar y de hacer fotografías. Aparecen un par de jovencitas disfrazadas de típicas y los periodistas rápidamente les piden que se sitúen debajo de un árbol y las acribillan con sus sensores digitales. Los más osados se suben a sus escaleras y hacen tomas cenitales de las chicas.

Marisa también hace fotos del personal, del árbol y de las jóvenes y yo me pregunto (sin responderme) que qué significa aquello.

Así que me dirijo a varios periodistas que tienen pinta de saber inglés. Fallo total. Nadie logra articular ni una palabra. Entonces aparece un cura shinto y hace fotos con una magnífica réflex digital. Ese debe saber hablar inglés. Se lo pregunto y me dice que sí. (Por lo visto los ordenados de esa religión no les pasa como a Chus Lampreave en la peli de Almodóvar). Le hago la pregunta, saca una tableta y le habla y me enseña la pantalla: «Blossom New Year». A pesar de mis intentos de ampliar la información aquel hombre se larga rápido y no logro saber nada más.
En el templo otro misterio: hay unas escaleras para acceder al punto donde el personal reza sin entrar en la sala principal y se pueden hacer fotos sin subir esas escaleras. Desde abajo lo que quieras, desde arriba nada. Las religiones siempre tan impenetrables.
Cuando regresamos, en el paseo entre los dos toriis nos encontramos a un numeroso grupo de estudiantes. Ellos muy formales con sus trajes de uniforme y ellas disfrazadas de japonesas típicas.

Siempre lo mismo: ¿por qué ellas sí y ellos no? Mi teoría es que si solo lo hacen las mujeres y no los hombres es que no es bueno. Dime una sola cosa que hagan ellas y no nosotros, que no tenga que ver con el sexo ni con la procreación, que sea buena o interesante.


Pues con aquel grupo también intento encontrar a alguno que hable inglés. Son estudiantes, quizás universitarios y alguno tiene que haber. Nasti de plasty. Para compensar tanto fracaso me hago una fotografía con ellas.

Pero sí he logrado resolver un misterio: ¿qué significa la uve con la que todas las japonesas se hacen una foto? Yo creía que era «victoria». Pues no: una joven de ese grupo me lo escribe: «Peace»
¿Será que «paz» en japonés se escribe con uve?

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