34. Japón 2015. Décimo quintodía de viaje.13 de marzo, viernes. Hiroshima. Parte tercera.

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Se nos ha hecho la hora de comer y decidimos regresar al mismo local que anteayer, el edificio dedicado en exclusiva al okonomiyaki.

Parte del recorrido lo hacemos por una galería cubierta, “arcade” que, como todas las del país –menos la de Kotohira-, está llena de vida. Marisa se queda sorprendida de los detalles de decoración de algunas tiendas. Yo de que en la entrada hay un letrero de prohibición de circular bicicletas de 12 del mediodía a 8 de la tarde. Y es que las bicicletas son el único incordio para pasear por esta ciudad pues son bastantes abundantes y circulan por la aceras y a veces bastante rápidas. Hemos visto algunos aparcamientos para ellas de dos pisos de altura.


Aunque vamos al mismo edificio probamos en otro piso. Nos quedamos en uno de los garitos que está llevado por dos señoras. Elegimos nuestro okonomiyaki y en esta ocasión no nos preguntan si en plato o plancha y nos lo dejan directamente en la plancha y así nos dejan como herramientas, además de los palillos, unas pequeñas espátulas para ir partiendo el plato conforme nos lo vamos comiendo. Nos han debido ver cara de expertos pues se ha sentado a nuestro lado una joven occidental y a ella sí le han partido la comida.

Hemos vuelto a probar las ostras que parece ser una especialidad local y estaban deliciosas. Y de nuevo hemos hecho un reportaje fotográfico de todo el proceso.

Nos vamos dando un paseo hasta el castillo de Hiroshima. En el camino nos encontramos con “Mi casa Spain Bar”. A pesar de que hay una bandera española en la entrada y un letrero de Mahou todo está escrito solo en japonés así que no puedo saber qué ofrecen ni a qué precio.

El castillo de Hiroshima como tal no es demasiado interesante pues dado que era de madera ya te puedes imaginar que no queda nada del original excepto algunos cimientos de piedra y un árbol que sobrevivió al desastre: un sauce.

Han reconstruido totalmente la torre del homenaje y en unos servicios públicos antes de llegar allí un letrero te advierte que no los hay dentro del castillo.
¡Es increíble! No solamente te indican donde los hay sino que te dicen que no esperes encontrarlos en ese lugar.
En un largo paseo volvemos al hotel. En las aceras donde hay edificios de oficinas grandes bolsas llenas de papelitos como los que salen de los destructores de documentos. Parece que no les da miedo a que les hagan como en las pelis de espías que un señor pequeñito muy habilidoso es capaz de volver a reconstruirlos.
En el paseo de regreso encontramos bonitas muestras de arquitectura ciudadana.

Y al lado del hotel en un letrero con la prohibición de fumar y de tirar papeles te explica, también en inglés, las prohibiciones y las multas que lleva aparejadas. Esta zona está designada como “Town Beautificacion Area” y “No Smoking Area”.
“Se aplicarán multas si se hace alguna de las siguientes cosas en áreas públicas al aire libre:
1. Fumar fueras delas zonas marcadas para ello.
2. Tirar basura en la calle (colillas, latas vacías, etc…).
3. No recoger las heces de tu perro.
En cualquier zona de exterior:
4. Pintadas.»
La multa por las infracciones del 1 al 3 serán de 1000¥. La del punto 4 hasta 50.000¥. O sea casi 400€.
¡Cuánto me gusta Japón!
Mañana a Kagoshima.
PD
Hoy hemos visto un lugar de esos para fumar donde había 3 ó 4 hombres fumando desesperadamente. Marisa se pregunta cómo harán los extranjeros para conocer la localización de esos reductos.

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