Dice mi amigo Paco.

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Pensaba publicar esta entrada un poco más elaborada dentro de unos días, pero en vista de las muchas noticias relativas a los rankings de las universidades en el mundo lo adelanto para aportar un nuevo matiz.

En el ranking de universidades del mundo las universidades españolas salen mal. Dice mi amigo Paco, que se propone estudiar el tema profesionalmente, que todos los partidos españoles utilizan este asunto torticeramente. La izquierda para decir que es la incuria de la derecha la que nos ha llevado hasta ahí. La derecha porque dice que la busqueda de igualdad en el acceso a la universidad trabaja contra la excelencia. También dice que habría que calificar los rankings con lo que cada universidad ingresa y gasta en el desarrollo de la docencia.
Un ranking muy citado (el del Times de Londres)  sobre reputación de las universidades de todo el mundo dice que la primera española sería la Pompeu Fabra de Barcelona en el puesto 165, la Autónoma de Barcelona está debajo del 200 y la Autónoma de Madrid  y la de Valencia por debajo del 300. La de Navarra por debajo del puesto 350.  La Politécnica de Madrid y la Complutense no aparecen entre las cuatrocientas primeras. En todos los rankings publicados los puestos varían algo, pero hay coincidencias sustanciales.
De una manera burda, pero atenta, he seleccionado unas cuantas universidades, he intentado obtener el número de alumnos que cursan en ellas y los ingresos anuales que reciben por todos los conceptos. Hecho ésto he calculado los ingresos por alumno con una sencilla división. La disparidad entre ellas en el acceso fácil a la información, en la homogeneización de la información y en el significado de esa información es muy grande. Unas desagregan mucho, otras agregan en exceso y en todas la información tiene referencias a un contexto que conozco mal. Las universidades son muy dispares entre sí; unas gestionan todas las disciplinas, las hay de ingeniería, otras son predominantemente médicas. Las necesidades financieras de cada disciplina son diferentes. La comparabilidad no puede ser inmediata. En algunas las cifras de 2014 ya están listas, en otras son de 2013. He mantenido las cifras de ingresos en las respectivas monedas nacionales por si se quiere contrastar con el origen; he convertido a euros los ingresos por alumno y en las que tienen moneda distinta del euro he utilizado un conversor al cambio de la primera semana de marzo de 2015.

De algunas universidades no he conseguido cifras y he mantenido en la tabla dos de ellas: la de Sao Paulo porque tiene una página en Internet tan mala que descreo que la universidad pueda ocupar seriamente el puesto  cincuentaytantos en el mundo. Si quieres algo tienes que solicitarlo con formularios y aparece un burocratismo que echa para atrás. De la KAIST de Seoul no he sabido encontrar cifras, pero saber  que tienen Escuelas de «Estrategia futura» y de «Nanociencia» me hace pensar que el avance gigantesto de Corea del Sur en las décadas  recientes tiene algo que ver con sus universidades. El puesto de la universidad mejicana tiene mucho mérito aunque 6.400 euros dan más de sí en Méjico que en Madrid.

En algunos casos leer la lista de docentes que fueron o son y que consiguieron Premios Nobel da, por comparación, una gran pena. También leer en algunos casos el patrimonio de algunas universidades, su capacidad de rentabilizarlo y la gran cantidad de becas que proporciona esa rentabilidad hace pensar lo que universidades españolas con varios siglos de existencia podrían haber logrado con otros criterios. Por ejemplo si los Reyes y Nobles españoles y la Iglesia española hubieran hecho donaciones a las Universidades y éstas tuvieran patrimonios importantes bien gestionados que permitieran financiar la investigación… Pensemos que las universidades de Palencia y Salamanca son anteriores a 1.230, la Universidad de Alcalá nace en 1.293,  la de Gerona en 1.446 y  la de Oñate en 1.540, todas muy anteriores a Harvard. La de «endownment», como dice Harvard, que se puede acumular desde esas fechas.

En resumen, las cifras que presento no tienen mucho rigor. No obstante lo dicho y con todas las salvedades, de las cifras se desprende un resultado clarísimo.
Las universidades consideradas punteras tienen unos ingresos anuales por alumno ( y sus gastos que suelen ser similares) muy, pero que muy superiores a las que no se consideran tales y muy en particular a las españolas. No hay una proporcionalidad directa (parece por ejemplo que los británicos son mejores gestores por unidad gastada que los estadounidenses) pero aparenta existir una correlación entre ingresos por alumno y reputación de la universidad. Y estoy seguro de que con los ingresos por alumno de la Universidad de Edimburgo (sin ir más lejos) la Complutense sería Hollywood.

Ya lo decía Derek Bok, presidente de la Universidad de Harvard:

«Si usted cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia.»

 

UNIVERSIDAD PUESTO EN EL ALUMNOS   INGRESOS INGRESOS por
RANKING ALUMNO en €
Harvard 1 21.000 4.200.000.000 188.000
Cambridge 2 18.812 962.316.000 71.574
Princeton 7 7.810 1.640.032.000 197.498
ETH Zurich 15 18.500 1.512.000.000 76.673
Edinburgh 29 33.110 781.000.000 33.004
Karolinska Institute 45 6.014 991.000.000 18.000
KAIST Korea 51-60
Sao Paulo 51-60
Wageningen University 61-70 9.248 302.800.000 32.742
México 71-80 337.763 35.584.000.000 6.432
Helsinki 81-90 35.189 700.000.000 19.893
Bristol 91-100 20.172 459.200.000 31.851
Pompeu Fabra Barcelona 165 15.805 120.840.000 7.646
UAB 201-225 33.500 294.780.000 8.799
UAM 301-350 20.589 257.822.000 12.522
Navarra 351-400 11.362 95.571.000 8.411
Politécnica de Madrid 40.000 328.300.000 8.208
Complutense 81.218 518.127.373 6.379

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2 respuestas to “Dice mi amigo Paco.”

  1. Marisa Says:

    Buen estudio, pero no creo que Wert lo lea.

  2. Carmen Says:

    Parece evidente que con más dinero se obtienen mejores resultados. No obstante la organización y la idiosincrasia de un país influyen tanto, que, como se ha podido ver en este país nuestro, el despilfarro ha hecho barbaridades.
    Yo quisiera aportar mi experiencia como alumna de edad provecta, diletante e indolente de la Facultad de Filosofía de la Complutense de Madrid desde 2007 a 2014. Aunque mi expediente es desastroso debido precisamente a mi poca aplicación, me he matriculado de todas las asignaturas que componían la licenciatura y he asistido a las primeras clases de todas ellas el tiempo suficiente para comprobar lo siguiente:
    1.- Si la Universidad se paga con impuestos de todos, una alumna como yo debería ser expulsada al segundo año. Que conste que hay alumnos en edad de merecer que no tienen un currículo más brillante.
    2.- Ya resulta sospechoso que una asignatura en la que puedan estar matriculados unos 150 alumnos, presente, en primera convocatoria, febrero o junio, listas en las que se puede ver que la participación en el examen es de 40 o 50 alumnos como mucho de los que aprueban, eso sí, la mayoría con sobresaliente, unos 10 ó 15. Esto ocurría prácticamente con todas las asignaturas.
    3.- La libertad de cátedra da para que cada profesor dé la materia que más le convenga, aunque, aparentemente, al ignorante alumno le parezca que el asunto no está muy relacionado. Bien es verdad que en la filosofía se trata de pensar, pero si se permite este criterio los Planes de Estudio deberían poner los profesores primero y luego lo que van a dar.
    3.- Hay profesores, ampliamente populares, que, desde el primer día dicen que si se compran su libro, no creo recordar que digan que si lo leen, aprueban con nota a sus alumnos. Profesores que leen sus clases, otros que no admiten preguntas, otros a los que no les importa que nadie entienda nada….
    4. En mi último año asistí a dos clases de un «profesor» de edad tan provecta como la mía, que el primer día estuvo sólo media hora, que es muchísimo, explicándonos cómo tomar sus apuntes, «a mano» y utilizando «un cuaderno tipo bloc» y cómo nos iba a evaluar, uno a uno, en sus despacho, al que iríamos con el bloc y un trabajo sobre un tema a elegir de una lista que nos dio y que elegiríamos en ese mismo instante y que expondríamos en los 10 minutos que nos concedía. Trabajo que, por supuesto él no leería jamás, porque no se quedaba con él.
    Sólo decir que, en la elección del trabajo entre los presentes el más ampliamente elegido, probablemente el 60% del alumnado, fue sobre el cristianismo (lamento no poder decir exactamente el tema porque he tirado o perdido esa joya)
    Gracias a este procedimiento de evaluación, su clase cuatrimestral empezaba ese día, mediados de febrero y acababa a finales de abril para poder realizar las «evaluaciones».
    El segundo día leyó cansina y monótonamente un folio apergaminado y escrito a mano donde hablaba sobre las religiones mesopotámicas con el rigor del Reader’s Didgets (revista de divulgación que se vendía en los años 60).
    Cuando salí de clase jurando no volver, comenté con los alumnos acerca de cómo consentían aquello, afirmaban que estaban en quinto y que gracias a ese procedimiento obtendrían una buena nota, otros, no entendían mi crítica. No hablé con todos, bien es cierto, pero la clase que requería presencia, era una de las más seguidas.
    Para terminar, QUIERO RESALTAR QUE HAY BUENOS PROFESORES Y BUENOS ALUMNOS PERO QUE LA ORGANIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Y EL CONTROL Y SEGUIMIENTO DE LOS RESULTADOS, QUE LOS ALUMNOS APRENDAN Y PIENSEN, ES EL MISMO QUE DEBE EXISTIR EN EL RESTO DE ORGANISMOS PÚBLICOS EN LOS QUE SE DAN CORRUPCIONES.
    Sólo quería hacer ver que, en este complejo modelo de la educación hay que considerar otras variables más difíciles aún de evaluar.

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