Desayuno frente a la mezquita azul. No me canso de repetirlo. Hoy voy a visitar algo nuevo: un mercado en Kadiköy. Este es un barrio, o quizás un municipio, que está en la parte asiática de Estambul. Es un mercado que sólo se hace los martes. No es nada exótico, solo un mercado como los mercadillos españoles de fruta, verdura y ropa, pero enorme. Veo un par de puestos de pescado a los que les parten el cuello hacia detrás para mostrar que tienen las agallas bien rojas. El año pasado los fotografié así pero con el «trabajo» ya hecho.
Veo nísperos por primera vez. No sé si es algo exótico o quizás muy tempranos pues cuestan cinco liras cuando las fresas cuestan solo dos. Los calamares también a cinco. Las alcachofas expuestas son enormes y no veo como las que comemos en España. Aquí las limpian a fondo y al final solo queda un disco de unos 6 u 8 centímetros de diámetro y un par de grueso, totalmente blancos. Si los ves así es imposible de reconocer su origen. Los dejan flotando sobre un barreño con agua.
Le hago una foto a uno que estaba pelando alcachofas y el del puesto de al lado se siente discriminado y me dice que porque no le hago a él. Pues porque tú vendes calabacines. Rápidamente pasa al otro puesto y se pone a pelar una. Para evitar que la estropee le hago la foto con sus calabacines. En algunos puestos había vestidos de niña de primera comunión. No se me ocurre para qué pueden ser. Imagino que le pasaría lo mismo a cualquiera que estuviese en España y viese vestidos de novias para niñas pequeñas. ¡Mira que complica las cosas la liturgia consumista! Total, que sin ser nada exótico ha sido una visita muy interesante. Además todo este barrio o ciudad te muestra una Turquía moderna y ciudadana sin el follón turístico de Estambul.
Desde allí me voy andando a la estación de ferrocarril. En Estambul hay dos estaciones, la de la parte europea y ésta en la parte asiática. La primera es la Sirkeci. Parece una estación de provincias española pero con un restaurante precioso. Aquí es donde llegaba el famoso Orient Express. Está vacía y sin vida. La de hoy se llama Haydarpasa y tampoco parece que tenga mucho movimiento, pero sí llegan a ella todos los trenes de las grandes ciudades de Anatolia -el año pasado yo llegué aquí desde Antep- y tiene incluso un tren internacional: Estambul a Teherán. Esta tiene un notable edifico al lado del mar, y parece que fue un regalo del Kaiser Guillermo para ganarse a los otomanos. Se construyó entre 1906 y 1908 y se clasifica como estilo neoclásico-alemán. Delante de la estación hay un embarcadero desde donde regresar a Eminonu que es el muelle que está al lado del puente Gálata. Aprovecho para comer una alcachofa de las que he visto hoy. Exquisita.
Después de un breve descanso doy una vuelta por el gran bazar. Compruebo que está lleno de españoles. Pero muchos. Y también compruebo que es el mejor sitio para cambiar. Es que hay muy poca diferencia entre el precio de venta y de compra de euros.
Después a la cercana mezquita de Soleimán, otra de mis visitas obligadas. Y si puede ser más de una vez mejor. La guía dice que no es la más grande pero sí la más grandiosa. Sutil observación. Totalmente de acuerdo. Y además fue diseñada por Sinán. Después del artículo que dedicó en este blog su editor a este arquitecto solo tengo que decir que si no lo has leído que lo hagas. Que luego lees la vida y obras de las estrellas de la arquitectura de hoy y es que no hay no comparación. Y decidió que lo enterrasen aquí. También están las tumbas de Soleimán y de su mujer. Eso sí, cada uno con su propio monumento separado.
En la información de la puerta de Haseki Hürrem Sultán, conocida en occidente como Roxelana, Rosa, Rosanne, Rossa, Ruziac o La Rosa, que esto parece de mi pueblo, dice que era una ucraniana que fue hecha esclava en una incursión de los turcos de Crimea. Era tan astuta como atractiva y fue la concubina más amada por Soleimán. No cuento nada más por si el editor de ese escribe alguna crónica sobre esta mujer.
Ahora todo el conjunto es una de las visitas obligadas de los grupos de turistas. Hay uno de españoles. El guía les cuenta las cosas que cuentan los guías. Le oigo una blasfemia musulmana: los sultanes se creían dioses vivientes. Hombre, se creían muy poderosos, pero como Roldán cuando era Director General de la Guardia Civil. Pero de eso a creerse «dios viviente»…De todas maneras menos mal que los vigilantes de la ortodoxia musulmana no le entienden. Uno de los turistas españoles le hace la siguiente pregunta: «en las iglesias de nuestro país cuando había peste pintaban con cal las paredes. ¿También lo hacían aquí?» Imagino que ya les había dicho que esta mezquita era del siglo XVI, pero ¿hubiese preguntado lo mismo en la visita a la iglesia del monasterio de El Escorial, que es más menos de la misma época? El pobre y joven guía no sabía por donde salir. Y les dijo otra tontería: «es que la parte de debajo de las columnas son de mármol y se podría pintar la parte de arriba…pero no lo sé». Y por si no lo había entendido otro del grupo le explica: «…es que lo hacían para matar el bicho». ¡Bravo Pasteur! Solo eché en falta uno que le explicase al joven turco la relación entre San Roque y la peste negra. A la salida oigo criticar al guía: «es que uno que se dedica a esto debería estar más preparado». Me entraron ganas de seguir con ellos un par de días para ver como lo vapuleaban.
A pesar de todo sigue siendo un entorno muy tranquilo y me quedo un rato por allí. Luego paso por la zona de la universidad para acercarme a «mi» restaurante. En uno de los centros un letrero que no creo que haya otro en el mundo universitario. (Foto en portada) A lo mejor es un test para el ingreso en la universidad: «A ver, ¿que pone en el letrero de la entrada?»
En el restaurante charlo un rato con el dueño. Le pregunto por un mapa que tiene en relieve de Turquía, cosa nada frecuente. Me dijo que había estado trabajando en Divrigi y eso es bastante raro, pero es que allí hay una mina de hierro y es que fue ingeniero de minas. Visto mi interés en los mapas me enseña otro que tiene colgado: están todos los países del mundo en que hablan turco. Vaya, era como un mapa del «nevruz». Realmente ocupan una gran extensión aunque no sé si no son un poco optimistas sobre los que lo hablan en territorios de Rusia, Mongolia y China. No cabe duda que entender la realidad de un país te lleva mucho tiempo. ¿Verdaderamente un uigur chino se entiende con un turco de Kars como uno de Guayaquil con uno de Zaragoza? Es que en el mundo turcófono (¿se dirá así?) que me enseñó hoy hay gente con alfabeto latino como los turcos -¡gracias Ataturk!-, otros con alfabeto árabe, cirílico e imagino que los iugures lo tendrán chino. Y los alfabetos llevan consigo los sonidos. Me parece bastante raro que se entiendan. Me entran ganas de irme el año que viene a ver a los iugures para comprobarlo, lo que pasa que no es tan fácil como lo de volver a los «socarradores de cabezas» para ver si les dejaban la lengua o no.
N.B.
En una parad de autobús he visto a un joven con un niqui y otra muestra de nuestra exportación de cultura macarra: «Un gramo de coca por una noche loca». ¿Es que en este país no está prohibida la incitación al consumo de drogas? Y siempre que aparece algo de castellano es de este jaez.
¡Señor, que vea algo diferente aunque sea de Don José María Pemán!
Nota del editor. AL ha elegido el rótulo de la Universidad para mostrar lo distinto que «suena» el turco para nosotros y tiene razón en eso, pero exagera su dificultad. Con un pequeño diccionario de turco se puede traducir algo así:
Rectorado de la Universidad de Estambul
Biblioteca y Documentación
Oficina de la Dirección
Biblioteca de ejemplares raros.
Si se dedicase al aprendizaje del turco la mitad del tiempo que se dedica al inglés, el mundo hablaría turco.
Sobre Roxelana. Su cara recuerda la de muchas inmigrantes de los países del Este en España. Óvalo redondeado, ojos grandes, piel muy clara y pelo oscuro (ella era pelirroja, de ahí sus apodos). Era nacida en la Galicia centroeuropea y raptada y vendida como esclava. Como tal llegó al harem del Sultán Soleimán, llamado el Magnífico en toda Europa y el Legislador en su propio país. Por ella, Soleimán rompió con la tradición y por vez primera convirtió a una esclava en esposa legal, lo que le permitió vivir al lado del Sultán toda su vida. Su deseo de que su hijo Selim fuese el próximo Sultan provocó cambios en el buen gobierno del Imperio y fue causa de grandes perturbaciones.
Sus intrigas para desplazar al primogénito de Soleiman, Mustafá, hijo de su primera esposa provocaron la muerte del gran visir Pargali Ibrahim, el mejor amigo del Sultán desde niño, elevado desde niño esclavo a gran visir por su amigo y leal a Soleimán hasta su muerte. Ibrahim favorecía la opción de Mustafá que según opinión de algunos embajadores europeos , era un joven de una extraordinaria educación y valentía.
La muerte de Ibrahim entristeció para siempre a Soleimán. Mustafá fue postergado y muerto en presencia de su padre años después, con falsas acusaciones instigadas por el gran visir Rustem (para quien Sinan levantó una espléndida mezquita) al parecer de acuerdo con Roxelana.
Murió ocho años antes que su esposo, que bajo su nombre de poeta Muhibbi, dijo de ella que era «la única persona que no me fatiga en este mundo».
Su hijo Selim sucedió a Soleimán, reinó ocho años, fue llamado Selim el borracho y recibió la noticia de la primera gran derrota naval otomana, Lepanto.
En wikipedia aquí en inglés y aquí en español , la versión española claramente inferior.
Hablando de los sultanes como dioses vivientes, es literalmente falso al menos hablando de Soleimán, uno de los más grandes. Él se presentaba como «dueño del mundo y esclavo de Dios»
03/05/2007 a las 13:14
Ángel, hoy en día, en nuestro país vale todo, absolutamente todo. Y siempre habrá un gilipollas que se lo ría.
02/10/2008 a las 17:44
Angel, me estoy «chapando» todo lo referente a Estambul. Gracias por compartir tus vivencias e impresiones. Nos vamos el día 9, ya te comentaré.
Saludos a Marisa.