El genio de la lámpara.

by

Antiguo candil de bronce con símbolo cristianoEl paseo por aquel secarral era excesivo para tu aguante y sólo la previsión de llevar una pequeña botella de agua había impedido que desistieses de la caminata. Un reflejo te hizo prestar atención a un punto a varios pasos del sendero, creíste ver un intenso brillo y la curiosidad pudo más. Muy de cerca, un objeto medio enterrado sobresalía en lo que te pareció el caño de una tetera pequeña o algo parecido. Al tirar despacio, con un poco de aprensión, apareció una especie de candil de bronce labrado con dibujos geométricos muy finos y precisos. Lo limpiaste de tierra frotando con la camisa y percibiste una vibración intensa que te hizo arrojarlo al suelo asustado. De él se desplegó una masa gelatinosa que pronto se hizo antropomorfa y que comenzó a desperezarse con unos ademanes groseros de tan exagerados. Alertado por la lectura tanto de cuentos infantiles como de novelas de ciencia ficción te oíste decir incrédulo:
– ¿No serás un genio?
– Mamarracho, soy el concejal de urbanismo y tu puedes ser mi amo el constructor, ¿o no debía haber aparecido todavía?
Miraste el erial que te rodeaba, del que por casualidad habías escuchado en la estación que todavía se podía comprar un buen trozo a 7000 euros la hectárea, y no pudiste más que mentir.
– ¡Claro! ¿quién iba a venir por aquí?