Cuando entras en el taxi para ir al aeropuerto te das cuenta de que esto se acaba. Lo que pasa es que con Delhi no tengo esa sensación de otras ciudades cuando te vas que no sabes cuando volverás ni si lo harás algún día, porque regresaré el año próximo si las circunstancias siguen siendo favorables. Este año el taxi me lo han buscado los de los peregrinos y era un cacharro decrépito pero he pasado menos miedo que otras veces porque su velocidad era moderada. En el aeropuerto no te dejan entrar hasta tres horas antes de la salida de tu avión. Puedes ir a una sala de espera que hay en el exterior pero allí no te dejan entrar hasta 5 horas antes de tu vuelo. Así que como pensaba llegar con 5 horas por lo menos me inventé el siguiente truco: Elena, la holandesa, iba a coger un vuelo a Ámsterdam dos horas antes que el mío y yo no tenía el billete clásico de papel si no solo el electrónico. Diría que iba a coger ese vuelo y así pasaría. Llego al policía que controla la entrada, le digo lo del billete electrónico, me pide la salida impresa del ordenador, le digo que no la tengo y entonces, ¡oh sorpresa!, me dice que me busque en la lista de pasajeros de ese vuelo que tiene a sus espaldas. La he mirado por salvar las apariencias y me voy sin decirle nada con el equipaje y el carrito todo lo disimulado que he podido. Me fijo en el número de la puerta de entrada para no volver a pasar por allí cuando entre de verdad dentro de dos horas: la puerta 3. Me voy a la sala de espera externa. Allí hago el cálculo del dinero gastado y lo comparo con el presupuesto. Lo podía haber hecho por la mitad y también por el doble. Cuando faltan tres horas regreso a la entrada y resulta que los pasajeros de mi vuelo tenemos que entrar todos por la fatídica puerta 3. No sé si sería el mismo policía pero esta vez le he enseñado el papel del ordenador y me ha dejado entrar. Si era el mismo habrá pensado que “aquí está el listillo de antes”. O mejor “el tontillo”. Vuelo con British Airways y ahora es la compañía europea con más controles. En los aeropuertos indios te controlan muchísimo, pues a ésta compañía todavía más. Te hacen poner en una cola especial porque el control de equipajes que hacen aquí antes de la facturación es más exhaustivo que en las demás. A un señor mayor le han hecho abrir uno por uno todos los paquetes que llevaba con aparatos electrónicos. El pobre estaba todo apurado. Yo llevaba un gran cuchillo que ha pasado sin más pero me han hecho abrir una bolsa que he comprado para meter algunos regalos. Oigo que entre dos empleadas dicen algo de “artesanía”. Me la han separado por la figura de bronce que llevo pero comprueban que es nueva y no procedente de ningún expolio. La señorita registradora me dice que “beautiful” (he estado a punto de sacarle la fotografía de mi nieto pero me he abstenido por pudor). Me pregunta en qué parte de la India la he comprado. En Delhi, y le digo que además a buen precio. ¿A cuánto? Se lo digo y llama a las otras registradoras. Todas mirando mi bronce que había envuelto en los pantalones que he llevado durante todo el mes y que estaban un poco sucios. Un poco de vergüenza me ha dado, que otra vez lo envolveré en algo más decoroso. Y va y me pregunta que si tengo la dirección de la tienda. Le digo que no. Insiste. Bueno pues “mándame una nota por internet y si la encuentro te la envío”. La parte final todo en un susurro que parecía que estuviésemos compinchados con algo de contrabando. Y la muy astuta me pide el pasaporte que creo que lo ha hecho para comprobar el nombre con mi dirección de correo y ver que no le mentía. Una situación tan rara como la persecución ayer del farmacéutico. Además me ha dicho que la envolviese mejor así que me ha sacado más ropa y me ha hecho un buen paquete. Luego vas a la facturación. Otra cola larguísima para los de B.A. Delante de mí dos abuelos indios con pintas de no haber viajado mucho en avión y con más de 70 kilos de equipaje. No entienden lo del exceso y que tienen que pagar. Creo que no lo hicieron y es que quizás eran unos listos que habían viajado demasiado. En el control final hay unos policías con las insignias CISF. Casi todos jóvenes y con estrellas, así que imagino que son oficiales. Le pregunto a uno que qué significan las siglas. Me sonríe pero no me dice nada pero hace un gesto como para que lo adivine. Le digo que las dos finales deben ser “Special Forces”, pero se lo digo por halagarlo porque sé que le iba a gustar. Acierto, no sé si con el halago o con el nombre y me dice que CI son “Central Intelligence”. O sea que son espías. No sé si sería la primera vez que se lo preguntaban pero estaba orgulloso de ser de las CISF. Con todos los controles y las colas, de las tres horas te quedan libres unos 10 minutos. Y ya al final al avión. Ventanilla. Debe haber un código que cuando pides “ventanilla” se transforma en “ventanilla con alas”, porque ves el cielo pero nada más. Y llegas a Londres donde están de los nervios con la seguridad. Tres controles totales antes de coger el avión para Madrid, uno de ellos descalzos y sólo con la camisa. En unos lavabos una máquina expendedora de preservativos. Eso se llama hacer un estudio de mercado. ¿Alguien cree de verdad que en un aeropuerto se puede fornicar? Y no te digo ya nada en un avión, a pesar de lo que nos enseñó a nuestra generación Sylvia Kristel en Emmanuelle. En Londres unos precios que te caes de culo y si vienes de la India es que te desnucas. Una madalena 3 euros, o sea mas de 150 rupias. Claro que aquí se llama “muffin” y así parece más elegante y el nombre también se paga. Un trocito de tarta de chocolate tres euros y medio, unas 200 rupias. Por ese precio he dormido algunos días. Luego el avión de Londres a Madrid. El despegue con este día tan limpio muestra una naturaleza preciosa: campos verdes rodeados de árboles caducifolios con los tonos del otoño.
Londres estaba radiante de sol. Madrid al contrario está nublado.
Como antes e ir al aeropuerto de Delhi me puse una camisa impecable y unos pantalones nuevos espero que mi familia no haga los típicos comentarios xenófobos sobre mi aspecto.
Nota del editor. CISF igual a Central Industrial Security Forces como se puede ver en la dirección del Ministerio del Interior de la Unión India La vanidad no conoce continentes. Por cierto, en mi poco autorizada opinión, si las empresas de diseño quieren hacer outsourcing, la India pasará a ser una potencia en diseño. Si para una insignia de un cuerpo policial se esmeran tanto…