
Hoy es 1 de noviembre, día de Todos los Santos en la cristiandad, pero Diwali en la India.
Esto ha cambiado, pues ya nadie piensa en esos “Todos los Santos”, excepto la familia Borbón que suelen añadir a la retahíla de nombres en el bautizo de sus vástagos el “Todos los Santos”.
Ahí tenemos al ínclito Felipe Juan Froilán de Todos los Santos de Marichalar y Borbón y por supuesto al rey, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia. Y han tenido suerte de que no hubiese llegado la ola del feminismo cuando su bautismo porque si no serían “de Todos los Santos y Todas las Santas”.
NB
Busco alguna fotografía de “Todos los Santos” y no tenemos ninguna así que pongo esta de San Cristóbal, que es lo más parecido: un santo que no existió.
Imagínate el coñazo cuando rellenas formularios. Y eso le pasa a mi pobre Marisa con solo tres nombre propios y afortunadamente solo se podían poner tres en el registro civil (ahora solo dos), que en el de bautismo tiene cuatro.
NB
Sobre los nombres en el bautismo católico en España: según la Conferencia Episcopal Española “en el bautizo se pueden poner todos los nombres que los padres deseen”. Y así el caso de la hija de los duques de Huéscar: Sofía Fernanda Dolores Cayetana Teresa Ángela de la Cruz Micaela del Santísimo Sacramento del Perpetuo Socorro de la Santísima Trinidad y de Todos Los Santos.
Volviendo al día, ha cambiado porque el personal ya “descristianizado” en sus creencias, pero no en sus hábitos culturales, confunde el uno de noviembre con el dos, que sí es del día de difuntos.
Pero aquí es Divali, que es como la Navidad en cuanto a consumismo (aquí solo de dulces) y en cuanto que te repiten con frecuencia “¡Feliz Navidad!”, aquí “Happy Diwali!”.
Y otra diferencia es que esta noche todo el mundo enciende pequeños fuegos artificiales delante de sus casas y en las terrazas, de manera que el petardeo es constante. Tanto es así que en algunas ciudades los prohíben por el problema de la polución que producen, aunque, como con todas las prohibiciones en la India, con poca efectividad.
Los que he visto más radicales con las prohibiciones han sido los sijs, por lo menos en la vigilancia en la entrada del Templo Dorado con el tabaco, que parece que es lo único que les preocupa.
Te abran o no la mochila en la entrada siempre me preguntan si llevo tabaco y es que les debemos parecer que los extranjeros somo todos unos tabaquistas irrecuperables. Incluso hoy uno de los vigilantes del interior (siempre hombres, aunque hablan mucho de la igualdad de la mujer), de los que llevan lanza como los serenos de mi pueblo en los años 50, vaya, un chuzo, me ha preguntado si llevaba los zapatos en la mochila (lo que debe ser otro gran tabú) y si llevaba tabaco.
A uno de estos lo haría yo ministro de sanidad en España. Por lo del tabaco, no por lo de los zapatos.
Otra particularidad que me sorprende es lo que me ha pasado con algunos abuelitos sijs: se me quedan mirando, me sonríen, me dicen que les recuerdo a un cuñado suyo que era muy buen persona (o eso imagino, que no hablo ni una palabra de sij) y me dan la mano afectuosamente.

En alguna ocasión Marisa aprovecha para hacernos una foto a los dos, lo que les agrada mucho.

Y otra cosa, que no es nueva para nosotros, pero que me sigue sorprendiendo, es que hay gente, generalmente familias, que quieren fotografiarse con nosotros. Y me sorprende, porque no somos ni raros, ni excéntricos, pero es así.
Vamos a visitar el templo de Durgiana, que según la guía es el más importante de los hindúes de esta ciudad.

Enfrente del hotel hay un pequeño templo hindú y en la puerta el consabido árbol transformado en un elemento de culto, aunque cochambroso.
¡La India eterna!
Y también “eternos” son los cables que se amontonan en los postes que antes eran eléctricos y telefónicos, pero que hoy creo que son de fibra óptica.

La calle está recién barrida y por tanto muy limpia, aunque esta, a diferencia de las aledañas, es una calle muy tranquila.
Veo un motocarro donde el dueño, muy precavido, lo ha rodeado con una cadena y candado para que no abran las puertas.

Pero en nada entramos en el tráfago del resto de la zona donde todos pugnan por circular en moto.
Las calles las barren y la basura a la espera de ser recogida la dejan en pequeños montones y algunos no quieren esperar y le prenden fuego.

La dueña del hotel nos recomienda coger un rickshaw para ir al templo de Durgiana y cuando le digo que queremos ir andando me insiste en que está muy lejos y es que los indios (y creo que ya lo he escrito en algún viaje anterior) son la gente menos andarina que conozco y por tanto todo les parece lejos. Hoy según Google estaba a 28 minutos, aunque a nosotros nos va a costar mucho más dadas todas las paradas que haremos pues atravesamos un bazar muy interesante.
En el camino, cuando estamos cerca del Templo Dorado nos cruzamos con grupos de peregrinos que acuden allí en grupo y cargados con el equipaje.

Cerca de la entrada del templo un puesto de policía donde encima de un todoterreno tienen colocado un fusil ametrallador sobre un trípode.

Y es que sigue siendo la India de siempre: ¿para qué querrán tener esa demostración de fuerza? Porque además hay policías por todos los lados, pero a pesar de lo caótico de la circulación ninguno hace nada para resolverlo.

Etiquetas: Amritsar, Diwali, Durgiana, España, Golden Temple, Google, India, Navidad, Templo Dorado