
La luz que recibe la iglesia al comienzo de la tarde es ideal para obtener “la fotografía del viaje”, pero un coche no solo ha llegado hasta la base de la colina como los otros, sino que ha subido hasta ella y se ha colocado delante de la iglesia misma.
“Marisa, espera que ahora se marchará”. “Que no, que estos han venido para quedarse”.
Nos ponemos un tiempo de espera y al final tenemos que abandonar sin éxito: el cabrón del coche sigue allí y además es blanco.
Durante ese rato se nos acerca una familia georgiana: padre de 45 años, señora, un hijo de 20 y otro de 15.
No hablamos una palabra en común, pero nos invitan a café y galletas. Un bonito encuentro.
Cuando voy a hacer la fotografía a la familia georgiana que nos invitó a café un perro que había por allí se pone delante en posición de pose. De verdad.
Regresamos al pueblo y a nuestro alojamiento.
En estos lugares suelen proporcionarte la cena y la hemos pedido para las 7 de la tarde.
Cuando vemos lo que nos ha preparado la señora entiendo la frase que pone la guía de este sitio: “terrific meals”.
A pesar de que no hemos comido más que el turrón, Marisa no ha desayunado y yo solo un poco y hemos estado andando casi todo el día, nos hemos dejado casi la mitad de la cena.
De verdad que eran “comidas descomunales”, como quieras traducir ese “terrific”.
Y estaba todo buenísimo.
Marisa está tan hecha polvo por no haber casi dormido y andar tanto que se va directa a la cama. Yo me quedo un rato en la sala de estar-comedor de la casa echando una ojeada en internet y escribiendo un poco este borrador.
Miro la previsión meteorológica y dice que mañana se estropeará por la tarde, bajaran las temperaturas y que la noche del domingo al lunes nevará llegando a los 60 cms en Gudauri, el lugar donde el conductor de la “marshrutka” perdió a la abuela. Y nosotros nos tenemos que ir el lunes.
Como en esta sala hay una tele y un sofá donde el dueño de la casa y otro señor están viendo las noticias les pregunto si son sobre Ucrania y me dicen que sí y que “problem”.
Cuánto me hubiese gustado poder hablar con ellos de ese tema pues Rusia ya se ha quedado (y si no lo ha hecho es como si lo hubiera hecho) con dos trozos de este país: Osetia del Sur y Abjasia.
Observaciones del día.
En Kazbegi, como en Tiflis, las tuberías del gas van en gran parte al aire libre con lo que además de facilitar la instalación se evitan los problemas de las fugas. Y aquí en muchos tramos van pintadas de amarillo.
Así en Gergeti, que son casitas con pequeños establos con vacas y gallinas, hay un entramado de tuberías amarillas por todas las calles con aspecto de gálibos, de esos para marcar el tamaño máximo de paso de camiones.
De esta manera no tienen ningún problema con los contadores de gas: están en cualquier sitio de la calle.
En uno de los patios vemos un “cuarto de baño”, que debe ser de la época soviética. Quizás la casa la han actualizado y han dejado aquello como muestra de lo que fueron, como las calaveras en las pintura barroca en los “memento mori” en sentido inverso, no para recordar a donde vamos sino quienes éramos.
En una de las casas-corral han ideado un ingenioso sistema para la recogida del agua de los canalones. Son gente ingeniosa y cutre al mismo tiempo.
En uno de los atajos de esta mañana hemos pasado por un merendero en medio de un pinar del que solo quedan las mesas; los asientos los habían arrancado todos. Y así se ha quedado.
Al lado hay un letrero en georgiano y en inglés donde dice que no se tire basura bajo multa de “00 lari”. Alguien ha borrado la cifra significativa que estaba delante de los ceros.
Lo gracioso (poco, pero gracioso) es que allí está la mayor cantidad de basura de todo el recorrido.
Los letreros de “prohibido fumar” tienen una grafía diferente de lo habitual. Lo normal suele ser un cigarrillo humeante con el signo de prohibición.
Aquí hay una mano sosteniendo en sus dedos un cigarrillo. Le dije a Stephan (ver crónica de ayer) que me recordaba a Gilda. No te lo creerás, pero no conocía la película, ni sabía quién era Rita Hayworth.
En una pared hay un cartel de elecciones. Pregunto en la pensión que quien era: “Giorgi Parménovich Margvelashvili”. El actual presidente.
Si soy yo presidente mando arrancar todos los carteles una vez pasan las elecciones. Por lo menos los míos. Luego se deterioran y tienes un aspecto lamentable.