Apuntes del pasado/2.

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De la primera casi no hablamos ni siquiera cuando sale el tema de manera natural. Hubo tanto daño que ha quedado marcado a fuego. No tenía ninguna relación con una guerra, pero las comparaciones bélicas fueron constantes y por esa razón no se le dió importancia a la presencia activa de los militares en la escasa vida social que se mantuvo.
Los españoles son por esencia obedientes porque han estado casi dos milenios en estricta obediencia y se notó mucho la actitud sumisa en el comportamiento diario. Ni en los partidos hubo “versos sueltos” ni hubo protestas sociales disparatadas o rabiosas como la ocasión propiciaba y casi ni hubo quejas. Caló la actitud difundida desde los medios de que “éste no es el momento de discrepar”, como si los momentos con riesgos graves o de muerte fuesen los adecuados para decir amén como siglos atrás. Incluso se volvió a recordar la frase antigua de “confesar los pecados mortales al menos una vez cada año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar”, porque la pandemia ocupó toda la Cuaresma, aunque no se hizó hincapié. La Iglesia atinadamente prefirió decir que era tiempo de reconciliación a tiempo de penitencia que realmente implica Cuaresma. Que también viene de cuarenta como cuarentena.

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