Minucias del sinfinamiento.

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Creo que la actualización 2.0 del Decreto de Alarma podría incluir una obligación de ir por la acera o arcén de la mano derecha. Así no nos veríamos las caras. He observado que algunas personas no reblan y serían capaces de chocar por tozudez o temor. Las dudas, los temores y los movimientos imprecisos que causa el encontrarse de frente con alguien se subsanarían. También se eliminarían las ganas de hablar sin poder. Yo ya llevo tres «holas» a doce metros, con mascarilla y a destiempo.

Hoy se me ha planteado la duda de tomar té o café. Parece trivial y en otros tiempos lo hubiera sido. Hoy he notado que la decisión ha sido compleja. La mayor parte de los días tomo té solo. Las razones son claras, el té engorda menos en esta inactividad, se hace con agua y una bolsita, el agua tardará más en agotarse, la bolsita pesa menos a la hora de la compra, gasta menos energía, es más rápido de hacer, no hay duda, claro que la policía, estricta cumplidora de su deber pero un poco echada paralante por el poder que le han conferido, puede decirme «oiga esa cajita pija de te con bergamota que lleva usted ahí no es de primera necesidad» y llevarme a devolverla a la tienda después de meterme en su coche agachándome con gentileza la cabeza como a Rato, no, no esos dos kilos de café Saimaza belga y los nueve kilos de leche (1,5×6) son necesarios, no se preocupe.
¡Total! que me he tomado un café.

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