Desde Man Mo nos vamos al PMQ.
Está situado en un barrio muy especial con fuertes cuestas, calles en general estrechas y obras por doquier.
Veo una calle levantada y con tal cantidad de conducciones que no creo que nadie sepa cómo va todo ello por el subsuelo de esta ciudad.
Y todo el barrio lleno de tiendas de antigüedades, tiendecitas de modas, galerías, bares,…pero con edificios que parece que no los han pintado desde que los construyeron hace muchos, muchos años.
Así te encuentras una casa de dos plantas muy deteriorada entre dos bloques de 30 pisos con un aspecto no mucho mejor. Una mezcla increíble con mucha, mucha gente por todos los lados.
El PMQ es un antiguo edificio donde vivían los policías recién casados con sus familias. Ahora lo han remozado y se ha convertido en un centro artístico con galerías, tiendas de artesanía, joyerías tipo juvenil (o algo así), una escuela de cocina donde hemos visto a través de sus grandes ventanales como daban clases de cocina japonesa con un solo alumno (“no photos”) y un bonito patio.
Un lugar de diseño donde hemos “cazado” una señal de prohibiciones también de diseño, tanto que una de ellas parece indicar que no puedes correr carreras de vallas. Debe ser otra cosa pues muy precavidos al lado han colocado otra lista con palabras (“una palabra vale más que mil imágenes”) de todo lo que no se puede hacer en este POS, “Public Open Space”. No me importaría que lo tradujesen y lo distribuyesen por España.
Después pasamos por el mercado de la calle Graham.
La guía dice que durante 200 años este mercado callejero ha proporcionado vegetales, frutas, huevos de pato y más cosas a esta parte de la isla de Hong Kong, pero que ahora puede desparecer pues quieren construir hoteles y apartamentos. ¿Te suena?
Bueno, pues no mata, como otros parecidos de esta ciudad.
Vemos fresas españolas a 25 HK$ el paquete, que debía ser de unos 200 gramos: 14€ kilo.
Cuando podemos intentamos comer en alguno de los restaurantes que recomienda la guía y hoy lo hemos hecho en uno especializado en empanadillas y luego cerca de allí en una pastelería también recomendada. Parece que fotografiaron allí al último gobernador británico de la colonia, Lord Patten, comiéndose una tartaleta de “egg custard” y desde entonces es famosa por ello. Desde luego la tartaleta ha sido algo notable.
Buscamos el siguiente templo y en el camino damos con una tiendecita en una olvidada esquina dedicada al jamón ibérico.
Lo divertido, y más estos días, es su nombre: “Reserva Iberica . The Ham Shop Barcelona”.
Más tarde el dueño de una tienda al que consulto por un templo nos pregunta que de dónde somos y al saber que españoles me dice lo del jamón de Barcelona. Le digo que en Barcelona no hay jamón y menos ibéricos. “Claro, el jamón está en la montaña”. Le digo que no, que no es un problema de “montaña “. No me entiende muy bien y le hago el siguiente símil: “¿Hay camellos en Hong Kong?”. «No», contesta sorprendido. “Pues es como si alguien dijese ‘los camellos de Hong Kong’”. Me ha entendido. O eso me ha parecido.
Quizás luego haya ido a la tienda de los jamones y les haya preguntado si hay camellos de Hong Kong en Barcelona. Nunca se sabe.
Con la ayuda de un gimnasta china hemos encontrado el pequeño templo de Kwun Yum. Porque imagínate que si no me entienden “Man Mo”, como me van a entender “Kwun Yum”.
Lo de la “gimnasta” es porque para preguntar me he metido en un reducto municipal de esos donde hay señoras moviendo los pies y las manos, que parece que es un tipo de gimnasia oriental.
Este último templo tenía como hecho diferencial que la media docena de personas que parece que vivían allí fumaban como locos. Y es que era muy pequeño, pero estaba lleno de cosas quemándose lo que producía una atmosfera irrespirable. Imagino que aquellos buenos creyentes pensarán que si van a morir por un enfisema sagrado un poco más de nicotina no les hará nada.
Desde allí al templo llamado “Palacio de la luna y el agua de Kwun Yum”, «Palace of Moon & Water Kwun Yum Temple». Este está casi enfrente del otro y se llama casi igual, que ya son ganas de complicarse la vida. La diferencia es que el primero está dedicado a Kwun Yum, la diosa de la misericordia y este a “Kwum Yum de Mil Brazos”. Parece que Buda se los dio para que así pudiese ayudar a quien lo necesitase.
Pocos brazos me parecen.
Aquí solo había dos señoras y poco humo.
En este lugar un letrero en la pared ha llamado mi atención: “Theft Could Put U in Jail”. Así, sin ninguna referencia religiosa de tipo “¡irás al infierno!”, “¡arrepiéntete, maldito chorizo!” o similares consignas morales.
Creo que fue Millás quien una vez explicó que siendo niño abrió el pupitre de un compañero de clase y allí estaba su merienda con esta frase: “Dios te ve”. Pues aquí ni Dios, ni dios; a la cárcel.
Hemos acabado en el tercer recinto sagrado y que está al lado de los otros dos.
Este es distinto de los templos visitados pues además de sus palos ardientes tiene en la parte trasera del edificio una habitación llena de placas con nombres y a veces con fotografías.
Resulta que este “Pak Sing Ancestral Hall” era el lugar donde en el siglo XIX guardaban los cadáveres de los chinos muertos lejos de su hogar esperando poder ser enterrados en su pueblo natal en China. Y también era el lugar público para dejar a aquellos que no tenían dinero para la repatriación. Así sus familias colocaban unas tabletas votivas en recuerdo de sus antepasados.
También funcionaba como un clínica para los pacientes chinos que rehusaban ser tratados por lo médicos occidentales. Al revés que ahora que siempre que tienes una dolencia que no se cura en tres días un amigo te pregunta: “¿Has probado con la medicina china?”.
Volviendo hacia el metro pasamos por unas tiendas con productos chinos-chinos. De esos que van a acabar con la naturaleza salvaje: aletas de tiburón, caballitos de mar secos, diversos restos de alces y ciervos, incluyendo los penes de estos, cientos de nidos de golondrinas,….
Y hoy nos recogemos pronto pues Marisa no se encuentra demasiado bien. Parece que el resfriado que yo estoy dejando lo está empezando a coger a ella. O quizás este intoxicada por el mucho humo sagrado que ha respirado hoy y que le ha afectado de una manera no muy saludable.
En un templo entre las advertencias a tener presente había una de “cuidado no te quemes”, pues algunos fieles van como poseídos moviendo aquellos ramilletes de palitos ardiendo.
Un día muy interesante.