El sol es…

Según el folleto hoy será: “Día 8.- KYRENIA – NICOSIA – MADRID (28 Km.) Desayuno. Traslado al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso, a Madrid. Llegada, fin del viaje y de nuestros servicios.”.
Ya lo conté: no hay aeropuerto en Nicosia, ni hay 28 km de Kirenia a Madrid. Y hoy ni siquiera había desayuno pues al salir tan temprano no había servicio de cocina y tampoco tuvieron el detalle de ponernos una cajita con el desayuno aunque fuese frio y simple: por ejemplo unos canapés de cecina (estamos en zona de porcofobia) o de mojama, unas raciones de tortilla de patata, unos hojaldres de cabello de ángel, unos mejillones al vapor, unos salmonetes fritos,….vaya cosas sencillas y que gusten a todo el mundo.
Pero nada de eso: café o té y unas galletas que parecían sacadas de un curso de supervivencia.
Después del frugal refrigerio esperamos al autobús y parece que el chófer se ha dormido pues llega más de 30 minutos tarde, y eso a aquellas horas nos ha sentado fatal. Y como íbamos con retraso al aeropuerto el conductor va a toda leche, que incluso se ha saltado dos semáforos en rojo. Y pensando en el problema de los seguros y las incertidumbres de tener un accidente en este “estado” (véanse las recomendaciones del MAE al comienzo de estas crónicas)…
En el primer vuelo coincido con uno del grupo al que durante todo el viaje me he referido, cuando hablaba con Marisa, como “el abuelito”. Resulta que tiene un año menos que yo. Tendré que ser más moderado en mis apreciaciones personales.

En el tiempo de espera en Estambul nos dedicamos a pasear con nuestros amigos Conchi y Enrique.
Compruebo que las instalaciones se han quedado anticuadas y que hay demasiados pasajeros para su tamaño. Da la impresión de que lo han dejado un tanto abandonado, pero es que están a punto de inaugurar uno nuevo, que según un video que vemos será algo impresionante. Y que aspira a ser el mayor del mundo: 200 millones de pasajeros en 2023. Piensa que ahora el de más tráfico es el de Atlanta con algo más de 100 millones.

En el vuelo de Estambul a Madrid todo nuestro grupo va junto, pero separados: hacemos una reorganización con cambios mil y al final “cada oveja con su pareja”, vaya por lo menos nosotros logramos sentarnos juntos. ¿Fue culpa de la agencia o de la compañía aérea? En cualquier caso un pequeño desastre cuando hace tanto tiempo que has comprado el billete y que te den asientos separados.
Tiempo de vuelo 3:45 horas para 2715 km.
NB
Me quedan un par crónicas con el resumen y apuntes finales.

Las fotografías de Marisa, como siempre, las puedes ver en Flickr. Las de Chipre de este viaje están en este álbum.

Etiquetas: Chipre

This entry was posted on 21/03/2019 at 08:00 and is filed under Amor a viajar, Chipre 2018. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. Both comments and pings are currently closed.