7. Chipre 2018. 5 de octubre, viernes. Tercer día de viaje. Segundo día de viaje. San Bernabé y San Andrés y Karpaz. Y un extraño museo. Segunda parte.

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Camino de la siguiente visita hacemos una breve parada en Dipkarpaz, antes Rizokarpaso, y mucho antes Karpasia, ciudad que según la leyenda fue fundada por el rey Pigmalión, nada menos.


En este pueblo, el más importante de la península de Karpaz, hay una iglesia ortodoxa bastante grande y en buen estado, aunque cerrada, y una mezquita que parece más moderna (quizás post-1974) y también grande.

El minarete de la mezquita, totalmente recubierto de mosaicos, contrasta con el exterior de la iglesia bastante deteriorado. La guía remarca que las campanas de la iglesia ya no repican, aunque siguen en su magnífica torre.


De la visita a este pueblo dos enseñanzas.
La primera es que los Lusignan cuando mandaron en esta isla impusieron su gusto artístico con el gótico francés y hay ejemplos en esta iglesia de “Agios Synesios”, a los que se le añadieron las influencias artísticas ortodoxas. Por cierto, por más que he buscado no he podido encontrar información de este santo y es que en griego ese nombre significa “Sagrada Comunión” o “Eucaristía”. Por si se lo quieres poner a algún hijo.
La segunda tiene que ver con la demografía. Pues antes de 1974 esta población era predominantemente grecochipriota, pero las tropas turcas cortaron esta península del resto del país y no pudieron huir al sur, y aunque posteriormente si se han ido marchando todavía queda un resto importante, lo que hace que sea la ciudad del norte de la isla con mayor población de grecochipriotas, aunque dado que son gente muy mayor es fácil que acaben desapareciendo en breve tiempo.
Así compruebo que en un bar hay un letrero en la calle donde dice que ofrecen “café griego”, que casi parece una provocación. Es como si en Corbera de Ebro, ahora Corbera d’Ebre, anunciasen clases de chotis.


Y como final de esta ciudad de solo 2500 habitantes lo que aprendí en Wikipedia sobre ella: está hermanada nada menos que con 6 ciudades, 5 de Turquía y una de Azerbaiyán. Y ya sabéis lo que pienso de esta actividad municipal: viajes y grandes comilonas de la corporación a costa del erario público. Y aquí por sextuplicado.
Acabamos nuestra ruta cultural con lo que el folleto del circuito llama “visita al Santuario del Monasterio Apostolos Andreas”. Este lugar se encuentra situado 5 km al sur del cabo del mismo nombre, cabo de San Andrés, o cabo Apostolos Andreas, que ahora los turcos lo llaman Zafer Burnu, o sea cabo Victoria. Y es que aquí tienes que volver a estudiar geografía si lo has hecho antes de 1974. Este cabo es el punto más al noreste Chipre. Para que te hagas una idea está situado a solo unos 100 km de la costa de Siria.
Lo que te encuentras al llegar es una especie de mercadillo de cosas para los turistas y peregrinos grecochipriotas que acuden aquí, pues este monasterio tiene fama de milagroso especialmente por las curaciones de cegueras y epilepsia.
Entre los puestos uno de granadas que hace las delicias de los fotógrafos del grupo.


Y en los mismos puestos al lado de fotos de los iconos, la baratija más conocida de los mercadillos turísticos musulmanes: el ojo de Fátima, que algunos llaman “el ojo turco”, quizás porque si vas a Estambul seguro que regresas con media docena de ellos para los regalos de los seres queridos.


Hay un monasterio en restauración, que no se visita y una gran iglesia con iconos muy interesantes y un estupendo iconostasio.


Los iconos ortodoxos siempre me recuerdan a la imaginería europea de la edad media aunque estos sean del XIX. Soy capaz de distinguir los relatos de la vida de Jesús y de María, pero me pierdo con sus santos si no son San Jorge, los apóstoles o algún arcángel. Creo que el único icono de santo que se repite en todas las iglesias es el de san Jorge, pero no es de extrañar, puesto que su nombre oficial era “Jorge de Capadocia”.


En la entrada de la iglesia un venerable y anciano monje. Luego me entero que aquí no hay monjes sino que los servicios religiosos y su cuidado corren a cargo de un grupo de curas y laicos voluntarios que se van turnando periódicamente. Así que no sé si el abuelito es un verdadero sacerdote o bien un laico vestido para la ocasión.


El nombre del lugar viene porque San Andrés, uno de los apóstoles de Cristo, naufragó aquí en uno de sus viajes a Palestina y al llegar a tierra golpeó con su bastón una roca y surgió una fuente.
Pues San Andrés no contento con proveer de agua a la tripulación con esta simple acción, también devolvió la vista al capitán del barco que se había quedado tuerto, lo que no dice la historia es que si hizo el milagro con el agua recién descubierta o arreándole un garrotazo con su taumatúrgico bastón.


Este santo no solo es el patrón de un montón de países, regiones y ciudades sino que también lo es de los pescadores, los pescaderos y los fabricantes de cuerda. Me pregunto cuántos cordeleros quedarán en los países cristianos.

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