
Corralito para fumadores japoneses.
Filohelenismo.
En el hotel de Mito tienen “The Japan Times”. Una entrada en su primera página de un largo artículo de la cuarta: Sidaarth Kumarevel ha ganado el séptimo concurso de deletrear en inglés que patrocina este periódico frente a 37 rivales. El niño de 12 años tiene cara de indostánico, tiene nombre indostánico, su padre tiene nombre indostánico, Thirumananseri, pero en la noticia remarcan que ha nacido y se ha criado en Japón.
¿Con qué palabra ganó la final del concurso frente a los otros competidores? Con “filohelenismo”, en inglés “Philhellenism”. Este periódico está tan convencido de que sus lectores no conocen el significado de la palabra que la explica ampliamente. Además el ganador a pesar de que tenía la posibilidad de varias ayudas las rechazó.
Insisto: 12 años en Japón y “philhellenism”.
Cremallera.
Cuando vine a Japón me preguntaba sobre la extraña distribución de azafatas y azafatos en el avión.
Luego vistas las listas electorales del PSOE pensaba en cómo aplicarían aquí su famosa norma de la cremallera. En todos los aviones debería haber el mismo número de tripulantes de cada sexo y además también colocados chico, chica, chico, chica,… (lo que antes se llamaba “estilo Versalles” al sentarnos en una mesa de restaurante), pero no sé cómo lo resolverían en la cabina.
(Sí ya sé que esta foto no es de “cremallera” pero es la única que he encontrado de Marisa donde haya chicos y chicas).
La fotografía y los cataríes.
Leo en una información de fotografía que se va a subastar un teleobjetivo que perteneció a la NASA. No pone el precio de salida pero sí proporciona alguna de sus características: es del 1964, su longitud focal es de 1000 mm y su apertura de 4,4.
Para que te hagas una idea un teleobjetivo Canon de 800mm f/5.6 puede costar unos 13 mil euros. O más. Y un Nikon parecido unos 16 mil. O sea que este va a ser la leche.
El feliz propietario tiene una web donde lo muestra. No sé si después de la venta seguirá con su foto pero es realmente espectacular.
Y tan espectacular como sus características y su aspecto es su peso: 32 kg. Y no ves el trípode que lo soporta pues mide más de un metro de longitud.
Y lo mejor los comentarios de los lectores:
– ¿Se puede invertir para hacer fotos macro?
– Otro dice que quizás dadas sus características y calidad seguramente será útil para hacer fotografías a mano de aves en vuelo.
– Dadas las bromas y falsas quejas por su peso uno advierte que ese problema no existe en el espacio.
– “Me pregunto para qué lo utilizaría la NASA”. Y otro le responde: “Para las playas de Francia». (No lo he dicho pero es una web USA).
– “No lo veo muy útil para hacerse selfies”.
– “¿El palo para los autorretratos está incluido?”. Y le contesta otro lector: “Para utilizarlo es necesario disponer de licencia de manejo de grúas”.
Y acabo con el precio: uno de los comentarios habla de un teleobjetivo Leica de 1600mm f/5.6. Investigo y fue encargado por el jeque Saud Bin Mohammed Al-Thani de Qatar y costó más de 2 millones de dólares. Aunque la palma se la lleva un objetivo Zeiss de 1700mm F4, también encargado por otro jeque catarí: pesa 256 kg y costó 10 millones de dólares. A estas informaciones un lector contesta que es un precio razonable para los usuarios de Leica.
Por si eres un fanático de la veracidad de las informaciones te comunico que este comentario es sesgado pues el último objetivo se hizo para una Hasselblad.
Smoking area.
Cerca de la estación de Shibuya se ve un corralico para fumadores. Ya sé que es un vicio voluntario y evitable pero a mí me dan un poco de pena verlos allí, todos juntos y separados del resto de sus saludables ciudadanos entrando lentamente en el proceloso mundo del cáncer de pulmón.
Son gentes solitarias, de miradas huidizas, nada comparable al orondo fumador de farias español mientras bebe una copa de coñac patrio en el casino de su pueblo o gozando viendo una corrida de toros (Bien de Interés Cultural en la Comunidad de Madrid) desde el tendido de sol. Pero aquí en esta plaza de Tokio todo es “llanto y crujir de dientes” como decía el evangelista Lucas de los inicuos. Y yo me pregunto si gozarán igual del maravilloso espectáculo de la sakura mientras esperan encontrar una “smoking área”.
Lavabos.
En todos los lavabos públicos para caballeros de este país hay un adminículo para que el papá que entre allí con un niño lo pueda dejar sentadito mientras él haga lo que tenga que hacer. Lo que antes se llamaba “obrar”. (¡Qué raro suena ahora! Pero el DRAE lo sigue incluyendo en su quinta acepción: “Evacuar el vientre, defecar.”).
Me parece una idea estupenda y que realmente representa algo en cuanto a la igualdad de géneros. Mucho más práctico que los semáforos para testigas de Jehová que han colocado en Valencia (o que quieren colocar). Con la pasta que les habrá costado imagino que podrían colocar esos chismes en todos los lavabos públicos. Ah, ¿qué no hay lavabos públicos y los que hay serían peligrosos para la salud de los niños pequeños? Pues a lo mejor lo que la sociedad necesita son cosas así, aunque no produzcan titulares de periódico. Por cierto, ¿para cuándo semáforos para señoras con pañuelo en la cabeza? ¿Dónde está el multiculturalismo?
Japan News.
En el hotel hay otro periódico diferente al habitual pero de contenido parecido al de todos los días.
Leo allí que en Japón quieren impulsar el turismo extranjero que parece que ha crecido mucho estos años y quieren que forme parte importante del crecimiento económico del país. Pues una de las cosas que parece que preocupa mucho al gobierno es que hay agencias de viaje que llevan a sus clientes a tiendas donde estas agencias tienen una comisión y los precios de esos establecimientos son más altos que los normales. ¡Si es que son como niños! Preocuparse por algo que es la norma general en todos los países con turistas, que hoy es decir todo el mundo menos Afganistán, Libia, Siria e Iraq.
Otra noticia que os puede interesar si no tenéis buenas perspectivas laborales y estáis haciendo prospecciones para una nueva profesión: en Japón hay solo hay 130 embalsamadores y 50 lugares donde se realiza esa técnica. El año pasado hubo 34 mil casos de embalsamamiento, o sea que tocan a 261 cadáveres por profesional. Si descuentas las vacaciones y fiestas de guardar te sale a un muerto diario. Pero de todas las formas lo que me sorprende es que yo creía que en este país el rito funerario habitual era la cremación y ¿para que quieres poner guapo a tu ser querido si luego le vas a pegar fuego? Claro que también me lo podría preguntar en caso de enterramiento.
Total, que aquí te presento una nueva salida laboral.
Funerales.
No voy a bodas, bautizos, ni comuniones pero, por desgracia, me toca asistir a funerales y cada vez me resulta más insoportable el parlamento de los curas en tales momentos: parece que en lugar de hablarles a un grupo de familiares tristes y dolientes y a amigos y conocidos del difunto que lamentan su pérdida están frente a un grupo de teólogos del concilio de Nicea discutiendo sobre la naturaleza humana o divina de Jesús.
“El amor de Dios por vosotros es infinito”.
¿Qué entenderá por amor un señor sesentón que es célibe? ¿Qué entenderá por “infinito”?
Dice que dijo San Pablo: “Dios nos quiere tanto que ha muerto por nosotros”. ¿Alguno de los que estábamos en el funeral se ha parado a pensar un minuto por el significado de esta frase? ¿Y por qué si dice San Pablo que “Dios ha muerto” se les cae la baba y si lo dice Nietzsche se arma la de Dios es Cristo?
Para acabar y darle un toque de humanidad: “Dios te quiere aunque tú no le quieras a él”.
Que voy a acabar por no ir a ningún funeral. Ni al mío.
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