7. Japón 2015. Cuarto día de viaje. 2 de marzo, lunes. Kioto. Nara. Tercera parte.

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Unas empinadas escaleras de piedra nos conducen a Nigatsu-do. Y cuando llegamos pensamos que ya se nos ha acabado el día. Hay tantas cosas que ver, es un lugar tan bonito y tiene una vista tan preciosa…Lo curioso es que en el porche colgante que hay delante del templo hay un buen grupo de fotógrafos esperando… ¿por qué? Pues solo he logrado saber que hay un festival pero será al atardecer y todo lo que hemos visto en la subida tenía que ver con ello. Para saber esto nos ha ayudado encontrarnos con una encantadora señora japonesa que nos ha explicado dónde estaban los lavabos y que te podías servir gratuitamente una taza de té en una habitación que había al lado del templo para descansar y donde había unas estufas de leña. Desde luego el día era más bien fresco. Solo había que ver al grupo de fotógrafos cómo iban de abrigados. Lástima que no podíamos quedarnos pues encienden antorchas y parece que el espectáculo es maravilloso. Pero es nocturno. Lo especial es la dedicación de todos aquellos fotógrafos esperando el evento tantas horas.


Más constantes: una preciosa fuente con unos cacitos con los que se lavan las manos antes de rezar.


Encontramos un divertido cartel donde dice que hay servicios “western style”. Lo especial es que para explicar en qué consisten hay un esquema de un inodoro.


Más novedades que no lo serán dentro de unos días: en algunos templos y santuarios hay unos calígrafos que escriben en las libretas de viaje de los visitantes. No sé si son empleados laicos o religiosos, ni conozco la tarifa pero hacen cosas preciosas.


Dejamos tan maravilloso lugar y llegamos hasta el santuario llamado Tamukeyama-hachimangu. Y de nuevo la sorpresa de lo bonito que es todo. Marisa se vuelve loca con las fotografías: cualquier puerta, cualquier cuerda, tela, dibujo, papel,…son objetos dignos de ser fotografiados. Y entre ellos la gran cantidad de farolillos de piedra que hay por doquier. Además suelen tener un papel pegado en una de sus ventanas lo que los hace más bonitos todavía.


En uno de los templos cientos de tabletas con un par de palomas dibujadas, llamadas “ema”, en las que los fieles escriben sus deseos y donde un letrero explica que esas palomas, mensajeras de dios, los llevarán a él. Y como el personal no es muy discreto, o está muy enamorado una de esas “ema” dice: “Barcelona. Que nuestro matrimonio crezca fuerte día a día, con fé, amor y esperanza. Sergio y Lore. 29-9-2014”. Escribo “fé” como Sergio y Lore. Parece que el día en que explicaron en clase lo de la tilde diacrítica no fueron a clase. Y me sorprende que desde el mes de septiembre no le hayan colocado ninguna “ema” encima. A lo mejor esa fecha es su aniversario de algo y lo acababan de poner ayer. Lo que está claro es que Sergio y Lore además de que querían que la paloma le llevase su mensaje a dios (ni idea a cual dado que es una práctica shinto y estos tienen muchos) también querían que lo leyésemos los mortales. ¿Satisfechos? A mí personalmente me encantan estas demostraciones de amor aunque se pasen de almíbar. Las prefiero mil veces a las macarras de “Yenifer guarra” o “Tony eres un putón” que decoran nuestras paredes patrias.
Pero no solo los españoles también vemos una en francés pero que por el tema podría estar en español: “Esperando que mi “pollito” encuentre trabajo próximamente y que los próximos años esté a mi lado…”. Ya se ve que lo del trabajo es más general de lo que puede parecer y lo de “mi pollito”, lo he traducido pensando en una frase cariñosa: “mon poussin”. La verdad es que aquí hay tantas “emas” que si buscase creo que podría encontrar verdaderos tesoros.


He leído que hay santuarios que se especializan en determinados tipos de “requerimientos” para las “emas” y también que hay algunas especializadas en determinadas peticiones. Estas parece que son de “propósito general” además de que suelen ser tablilla de madera y estas son como de cartón un poco plastificado. En mis anteriores visitas a este país vi una vez que las quemaban, las de madera, pues parece que era entonces cuando el humo que producían llegaba al cielo. Bueno, estos de las religiones sabrán de teología pero no saben mucho de meteorología.


Más tarde nos encontramos con papeles escritos y anudados a un palo o una cuerda.


En este caso se llaman “omikuji” y son los papeles donde está escrito tu futuro. Creo que cuando los anudan aquí es porque la fortuna nos es adversa. De todas maneras en la religión shinto les encantan las cuerdas; las hay por todos los lados en sus templos, así como anudar papeles en ellas. En estos templos, sobre todo si son importantes suelen tener una tienda donde venden los artilugios religiosos. En el mostrador hay unas jóvenes disfrazadas de “monjas shinto” llamadas “miko”. En algún lugar leí que eran jóvenes vírgenes (¡joder con la virginidad y las religiones!), pero en algún otro también leí que eran jóvenes estudiantes que tenían a un trabajo a tiempo parcial. Como los de la Sra. Báñez. No, no los trabajos que tiene ella, los millones que alardea que crea todos los meses. Aquí esa práctica no le sirve a la Sra. Ministra pues en la iglesia católica esos trabajos los hacen señoras mayores, fuera de edad laboral y, como diríamos los alumnos de los Padres Escolapios, “ad honorem”. Aunque no la utilizo me gusta mucho más la palabra francesa: “bénévole”. Total, que estas parece que cobran un salario. Mucho mejor cotizar a un estado que a una religión. Porque imagínate que te pasas la vida haciendo un trabajo “bénévole” para un dios y que luego cambias. O cambia tu dios. Pues todo lo que has hecho no te sirve de nada. Que ahora a los jubilados solo nos aumentan un 0,25% al año, pero es que de la otra manera te quedas sin jubilación.


Encontramos otras “emas” éstas en forma de corazón. ¡Lástima que todas estaban escritas en japonés! Así no me enteré si era de asuntos del “corazón-corazón” o del miocardio y decían las frases típicas de “Que Maikel se enamore de mí” o bien “Que me reduzcan el sintrón y pueda volver a comer bocadillos de chicharrones”.


Y así llegamos al santuario de Kasuga Taisha muy importante pues data del 768 cuando cuatro deidades muy importantes, los “Grandes Dioses de Kasuga” (no te escribo sus nombres porque para mí sería un suplicio y a ti te da lo mismo), fueron invitados a residir aquí para la prosperidad de la nación y la felicidad de sus ciudadanos. Y lo mejor es que el camino que hay para llegar hasta allí está alineado con multitud de faroles de piedra, en muchos casos cubiertos de musgo, que los hacen todavía más bonitos.


Muchas de estas capillas shinto está rodeadas de unos porches de madera pintados de color rojo-naranja (no sé cómo nombrarlo) que les proporcionan un ambiente muy especial y bello. En algunos casos hay pequeñas capillitas en el bosque a las que se accede a través de un arco en forma de letra pi con el color shinto, “torii”.


Casi al final nos encontramos con otras dos cosas que volveremos a ver a lo largo del viaje: una pared de tablillas de madera escritas y otra con una especie de barriles forrados muy fotogénicos ambos.


La noche se nos empieza a echar encima y camino de vuelta a la estación pasamos al lado de dos magníficas pagodas una de tres pisos y otra de cinco. Están realizando obras en aquel entorno y hay poca luz pero son preciosas.
Y aunque son poco más de las seis de la tarde ya casi es de noche cerrada y regresamos a la estación para volver a Kioto.
Pensaba que no iba a tener material para escribir la crónica de Nara y me ha salido larguísima. Pero es que al ser el verdadero primer día de viaje en Japón he tenido que describir por primera vez cosas, personas y situaciones que luego saldrán a lo largo de todo el viaje.

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Una respuesta to “7. Japón 2015. Cuarto día de viaje. 2 de marzo, lunes. Kioto. Nara. Tercera parte.”

  1. La Otra Marisa Says:

    No es largo, como siempre, un placer.

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