48. La India 2013. 22 de octubre. Guwahati. Primera parte.

by

Nuestro hotel linda con el «India Club» y esta mañana muy tempranito ya hay debajo de nuestro balcón dos parejas jugando al tenis y una señora nadando en la piscina, además de otros jugadores en unas pistas más alejadas. Y así tenemos a la India de los grandes contrastes cuando piensas en estos elegantes ciudadanos y en las señoras que están sentadas en la acera del «Reserve Bank», que también linda con nuestro hotel, vendiendo o cambiando billetes pequeños por grandes, bajo un gran letrero que dice: «Purchase or sale of currency notes within and around the bank’s premises is strictly prohibited». O la cantidad de pobres, que no mendicantes, que se colocan por la noche enfrente del hotel o que duermen en un solar cercano a la estación, o sea aquí al lado mismo o los restaurantes callejeros que te encuentras por doquier.

Desayunamos en el restaurante del hotel, como todos los días,  y hoy hay una mesa con doce jóvenes. Tienen apetito pero son moderados y educados en sus manifestaciones. Encima de su mesa hay un trofeo de baloncesto y aunque algunos son altos no llaman la atención por su estatura. Viendo al grupo y al galardón pensé que aunque les cupiese en el equipaje lo llevarían a la vista para mostrarlo y así que todos sepan que lo han ganado. Me ha recordado a los tatuados occidentales que siempre tienen que llevar camisetas sin mangas y pantalones cortos. Lo que pasa es que el exhibicionismo  de ambos no es comparable dado que en el caso de los atletas es resultado  de un esfuerzo enorme y de una competición frente a iguales (¿alguien considera las corridas de toros  un deporte? Seguramente los mismos que las consideran cultura) mientras que los tatuados…Si fuese con una calcomanía como los niños diría que es una gansada, pero es que es para siempre. ¡Gloria a los atletas!

Y en relación con los trofeos pensé en lo jodido que debe resultar ser un agente secreto y que te den una medalla y que no puedas decírselo ni a tus hijos (para que te quieran más), ni a tus amigos (para que te tengan en mayor consideración). Así que tendrán pensamientos tipo: «Ayer salvé al mundo y mis hijos me siguen considerando un ‘pringao'», o, «ayer evité un desastre nuclear y mis amigos me siguen considerando un fracasado». Espero que a tu pareja sí se lo puedan contar: para que le quiera más y para que le tenga en mayor consideración.

Hoy hay una novedad en Guwahati: viene de visita el presidente de la India; si en esta ciudad ya  hay muchos policías y militares no te puedes imaginar cómo estará hoy. Y como siempre en este país los hay de todas las clases, uniformes y colores.  Incluso he visto a uno con aspecto chino que pensé que era un turista fotógrafo con un trípode que ha resultado ser un fusil ametrallador de esos modernos que llevan los traficantes en las pelis. Más tarde aprovechando que lo he visto sentado con otros uniformados les he preguntado si eran «Assam Police» o ejército y muy contentos me han contestado que «Assam Police». (Si van de uniforme se les conoce por la «AP»  de la sobrehombrera).  Yo esperaba que me dijeran que ellos sí que eran de la AP pero que el chino era un sicario especializado en «contra magnicidios», pero he seguido sin saber quién era. Porque tú lo ves vestido de paisano con ese fusil tan espectacular y no sabes qué pinta allí. ¿Cómo distinguen las fuerzas de seguridad a los buenos de los malos? Pues hoy además del uniforme llevan una etiqueta plastificada de 10×15 cm, que imagino que dirá que el portador es un policía bueno y no un terrorista, pero el chino de gris no llevaba ningún identificativo. Quizás su identificación era el arma que portaba. Pero me he quedado sin saberlo.

Parece que el Sr. Pranab Mukherjee viene a inaugurar un seminario en Guwahati que se va a celebrar a unos 150 metros de nuestro hotel.  Se titula nada menos que «Continuing Legal Education’ and ‘Children and Protection of Children from Sexual Offences Act, 2012».

¿Quién conoce su nombre fuera de la India? Bien es verdad que es solo una figura representativa (como nuestro rey, pero  el Sr. Mukherjee no mata mamíferos, ni grandes, ni pequeños, que además es de familia de brahmanes, y son muy mirados para esas cosas, no como los borbones), pero a pesar de eso sigue siendo muy importante. No quiero ni pensar que durante su estancia aquí pueda tener algún problema después de lo que sugieren algunos amigos de que mi presencia en un territorio implica problemas en su futuro. Por favor, por favor, que no ocurra nada. (Cuando estoy escribiendo este borrador pienso que hoy he ido  a un templo donde se ofrecían sacrificios y yo debería haberme pagado alguno para conjurar el maleficio).

Nuestro recorrido turístico de hoy nos va a llevar al templo de Kamakhya, que yo ya había visitado en 2007 pero que Marisa no conoce.

Primer consejo: es mejor ir con una furgoneta o jeep compartido que con el autobús pues éste te deja en la carretera en la base de la colina donde está el templo y los primeros te suben hasta arriba. Y si has llegado  con el autobús debes entonces esperar a coger uno de los otros para subir y generalmente llegan aquí hasta los topes.

El conjunto es una serie de templos donde además del principal, hay otros dedicados a Kali, Tara, Bagala, Chinnamasta, Bhuvanesvari, Bhairavi y Dhumavati. Te lo cuento porque puede sucederte que cuando sales del transporte sigas a unos fervorosos hindúes y llegues a un templo pequeñito que tú creas que es «el templo» y te quedes desilusionado. Que no, que hay muchos y casi todos con figuras y representaciones de dioses a cada cual más pintoresco y extraño.

Porque además de los más arriba mencionados están: el de Sitala, el de Lalita Kanta, el de Durga, el de Vana Durga, el Rajarajesvari , el Smasanakali  el de Abhayananda  y el  Sankhesvar. Además hay cinco templos dedicados a Lord Shiva según las diferentes formas de este: Kamesvara (Umananda), Siddhesvara, Amratokesvara (Heruka), Aghpra y Tatpurusa. Además hay en el complejo tres templos dedicados a Lord Visnu: el de Kedara (Kamalesvara), el de Gadadhara y el de Pandunath.

Si has leído hasta aquí ya eres un experto en «Kamakhya Mandir». Solo te falta leer lo que se publicará en la siguiente crónica.

Nota 1. Sobre los uniformes militares.

¿Recuerdas el pandemónium del asalto a los hoteles de Bombay en el 2008? Además de enseñarnos lo rápido que puede huir una presidenta autonómica también nos mostró la disparidad de uniformes, colores y clase de policías, militares y otros cuerpos paramilitares que hay en la India. Y de su descontrol en esas circunstancias.

Nota 2. Observación antropológica.

En las calles que conducen a los templos suele haber tiendas dedicadas a vender parafernalia religiosa para los devotos que acuden al templo así como las ofrendas que suelen hacer delante de su dios favorito. Pues bien, como ves en esta foto parece que además se dedican a la venta de sandalias de segunda mano. Error. Es que algunos fieles aprovechan la compra de la ofrenda para dejar allí su calzado  y no preocuparse de él en toda la visita. ¿Debes hacer lo mismo?  Error, pero más gordo, pues a veces desde ese puesto hasta que llegas al templo puede que tengas que transitar por caminos pedregosos o asfaltados (no sé cual es peor) pero en ningún caso en condiciones para que tus occidentales y cuidados pies los pisen. Y esto es especialmente importante en los lugares como éste que no hay un solo templo sino un conjunto de ellos.

Etiquetas:

Una respuesta to “48. La India 2013. 22 de octubre. Guwahati. Primera parte.”

  1. Otramarisa Says:

    Bueno, después del susto ante la idea de perder estas crónicas, la alegría de leerlas es aún mayor. Gracias a los dos.

Los comentarios están cerrados.