Marisa dice en un momento difícil: “Esto parece el fin del mundo”.
Y así llegamos a Se La esta vez desierto, con niebla y lloviendo. Desierto por pocos minutos pues aparecen “sumos” con bengalíes y asameses que van a Tawang. También camiones del ejército, quizás un convoy, que pasan sin cesar.
El lugar con este tiempo es sobrecogedor. En el monumento hay una lápida negra con un poema y con un par de botellas de cerveza que hacen de jarrones con crisantemos frescos.
Otro peligro añadido en esta carretera, pero me parece que es en todo el país, es que cuando un camión sufre una avería (y es bastante frecuente) suelen poner grandes pedruscos alrededor y a veces también grandes ramas para marcar el territorio y que no los arrollen cuando andan por alrededor o por debajo del vehículo intentando solucionar la avería. Pues bien, cuando el camión se va dejan las piedras donde las colocaron no donde las encontraron, o sea en medio de la carretera: un nuevo obstáculo a evitar.
Paramos a comer donde los otros coches de turistas, el restaurante indicado por nuestro chófer está lleno y además solo hay thali, cosa muy frecuente en estos lugares populares. Afortunadamente nos encontramos con los bengalíes vecinos del hotel y nos aconsejan otra cabaña donde solo hay momos. Una buena y barata comida. Y sin picar. Una particularidad de los restaurantes de la zona es que el agua te la sirven en grandes cafeteras, quizás para indicar que está hervida. También hay bolsas de patatas fritas y debida a la presión (estamos a algo más de 3.000 metros) parecen globos a punto de reventar.
Cerca de nuestro destino nos para delante de un letrero que dice “Hot water Spring”. Hay unas escaleras que conducen a un edificio bastante vandalizado y detrás hay una cubeta donde en sus aguas termales se está bañando una familia entera. Como no los hemos visto hasta asomarnos allí ha sido de lo más gracioso pues ellos y nosotros casi nos hemos asustado al vernos. Un detalle: las señoras se bañaban vestidas y ellos con trajes de baño. Realmente el lugar no tiene ningún interés pero debe ser parada habitual de todos los coches.
Y a las 4 y media de la tarde, después de 8 horas de viaje y sin paradas “turísticas”, excepto los 10 minutos de Se La, llegamos al hotel de Dirang, esta vez reservado previamente cuando íbamos hacia Tawang. Aquí me permiten ver en su ordenador la previsión del tiempo de la zona que querríamos visitar a continuación y parece que va a llover pero muy poco por lo que decidimos continuar nuestro viaje por este estado de Arunachal Pradesh en vez de regresar a Guwahati como previamente habíamos negociado con la agencia propietaria del vehículo.
Una cena estupenda y muy picante, a pesar de que nos habían asegurado que no lo era, en un restaurante enorme donde estábamos solos, seguramente por el gusto indio de cenar y desayunar en las habitaciones.
Pensábamos en las suerte que hemos tenido al visitar ayer Tawang, pues si hubiésemos retrasado un día el viaje hoy no hubiésemos visto casi nada del monasterio.
Mañana a Tezpur.
El poema de Se La.
Te lo puedes aprender y cuando vayas con tu ser querido se lo recitas allí mismo.
Faltan unas palabras pero te prometo que cuando vuelva moveré las botellas para copiártelas.
When you come to the end
of the road oh my old friend
There is always a hill
to be climbed just ahead
At the end of the track
though your feet turn you back
….s a valeey and peak
… your spirit is led
There is a fold of green
and a hush of snow
Which you must know
Where you must go
So our blood and bone
Our trough earth’s mig..y load
And the end of your t…k
… the start of our road.