En muchos ayuntamientos de la España de tiempos de Franco había carteles que rezaban ‘Se prohíbe la blasfemia’. Las autocracias se recrean en prohibir muchas actividades a las consideran delitos sin víctima, aunque siempre hay quien se siente víctima y siempre hay quien se siente agraviado por actos ajenos que no le están destinados. Las democracias tampoco estan exentas de esa tentación de prohibir. La antigua blasfemia española era un reproche brutal en confianza al ‘responsable’ de la extrema dureza de la vida. El caso es que la blasfemia ha ido desapareciendo de la vida habitual española, debido probablemente a la templanza de las creencias, y al paso a regañadientes, pero paulatino, de la Iglesia Católica de la posición de regular las conductas sociales a la de educar las almas de sus fieles. Como residuo de aquella antigua y tradicional blasfemia sólo queda una continua coprolalia tonta e innecesaria.
Vemos, sin embargo, con preocupación cómo puede reaparecer en nuestras vidas la blasfemia. No será porque deseemos blasfemar sino porque otros que no nos conocen ni saben qué hemos hecho definirán de forma arbitraria nuestra conducta o sus resultados como blasfemos. Además pedirán para esas blasfemias los mayores castigos posibles. Los manifestantes musulmanes de Londres lo han escrito muy claro, los insultos ‘blasfemos’ merecen la decapitación y no sólo de los individuos blasfemos, sino de todos sus compatriotas, de los de su continente y en general de todos ‘vosotros’. Es la aleya 29 de la azora 9 llevada a la realidad sin pasar por el corazón de un intérprete apiadable.
Para que la blasfemia no reaparezca tenemos que exigir a nuestros Gobiernos cierta firmeza. Deben recordar a los Gobiernos que nos pidan perdones o disculpas, que ciertas manifestaciones pueden herir los sentimientos, pero que los sentimientos no son victimables porque si lo fueran toda la población mundial estaría encarcelada por amores despechados, por amistades frustradas o por desafección paternofilial o filiopaternal. Tienen que decir muy claro que no se puede cambiar insulto por decapitación, eso sería llevarnos a tiempos previos a Hammurabi. Que adorar a un solo Dios (o a varios) no exime de cumplir la ley. Y que nuestros sentimientos se ven muy heridos cuando vemos todos aquellos países sin libertad de expresión, ni libertad religiosa ni asomo de igualdad de derechos entre hombres y mujeres en los que, no sabemos con qué interés, se producen brotes de violencia universal por unas caricaturas que nadie ha podido ver. Si no dicen diplomática y firmemente algo así, no tardaremos mucho en vivir entre la blasfemia y la amenaza.
06/02/2006 a las 10:54
Suscribo lo que dices y, por si las autoridades están suscritas a este ‘blog’, sumo mi voto al tuyo.
06/02/2006 a las 18:23
Esa parte del Corán a la que haces referencia habla de «capitación», impuesto per cápita, y no «decapitación», en el Corán que he visto:
«¡Combatid a quienes no creen en Dios ni el el último Día ni prohiben lo que Dios y su Enviado prohiben, a quienes no practican la religión de la verdad entre aquellos a quienes fue dado el Libro! Combatidlos hasta que paguen la capitación por su propia mano y ellos estén humillados.»
Respuesta de el sol es.
Decapitación alude a las fotos aparecidas en la prensa española de la manifestaciones de Londres en las que se lee ‘Decapitad a los que insultan al Islam’ y cosas peores. La aleya 9:29 en la edición de Editorial Aguilar, traducción directa del árabe del gran arabista español Rafael Cansinos Assens dice: ‘Matad a los que no creen en Alá ni el Día el último y no se vedan lo que vedó Alá y su Enviado y no cumplen la ley de la verdad, de aquellos que recibieron el Libro, hasta que no hayas pagado el tributo con sus manos y ellos sean los pequeños.’
Si bien en nota a pié de página el traductor añade ‘Discrepan los intérpretes sobre la clase de infieles a que en esta aleya se alude.’ Por eso dice la nota que el comportamiento de muchos de los manifestantes requiere de un intérprete «apiadable» que es un adjetivo querido a Cansinos que lo utiliza con frecuencia. No obstante lo que pueda interpretarse no parece un versículo muy clemente. Sería útil que algún conocedor del Libro diese una explicación convincente.
16/02/2006 a las 14:27
En realidad El Delito de Blasfemia volvió…
De la L.O. 5/88 de 9 de junio (que despenalizó el delito de Blasfemia)
A la de La tutela de la libertad religiosa en el Código Penal: Ley Orgánica 15/2003, de 25 de noviembre donde el concepto de “blasfemia” pasó a denominarse de otra manera. Ver : “ La burla o mofa tenaces de los dogmas, las creencias, ritos o ceremonias o, incluso, de aquellas personas que los practiquen o participen en ellas, es tipificada en el Art. 525. Aquí se recogen los dos tipos concretos: el escarnio a confesión religiosa y el ultraje de los dogmas, ritos o ceremonias
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burla de los dogmas /burla «tenaces» de los dogmas
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blasfemia = Palabra injuriosa….. (RAE)
burla = Acción, ademán o palabras con que se procura poner en ridículo a alguien o algo.
injuria = Agravio, ultraje de obra o de palabra;Hecho o dicho contra razón y justicia;Daño o incomodidad que causa algo; Der. Delito o falta consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo de su fama o estimación.
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Curiosa la definición en derecho de injuria :… menoscabo de su estimación o fama ( A ALGUIEN ) o , posiblemente, ( A LOS DOGMAS de ALGUIEN)
06/03/2006 a las 09:26
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