
La catedral de Santo Tomás marca el punto cero de la Bombay colonial, el centro exacto de la ciudad, y para conmemorarlo han colocado una lápida en el suelo, pues desde allí se medían todas las distancias en millas.
La catedral tiene unas vidrieras preciosas, pero con la prohibición de la fotografía no las podemos explorar a gusto.
Sí hemos podido dar con un San Miguel para que forme parte de nuestra colección de “sanmigueles” y como siempre está representado por un muy guapo y esbelto joven que me recuerda a los pintores prerrafaelitas.
Iconografía.
Viendo esta vidriera donde aparecen los dos arcángeles al lado de Santo Tomás me asalta la duda de su representación, pues a San Miguel siempre lo muestran con una espada, elemento importante para vencer al maligno, y a San Gabriel con un lirio blanco, símbolo de la pureza de la Virgen.
Pero ¿a Santo Tomas?
Aquí parece que lleva como un palitroque en su mano izquierda y un libro en la derecha: lo de la izquierda es un el astil de una lanza, arma con la que lo martirizaron y lo de la derecha es un libro.
¿Cómo he sabido lo del libro? Pues no te lo creerás, pero de un artículo dedicado a “El retablo del altar mayor de la iglesia de Sanchonuño”, de donde es patrón. Y es que esa información la relacionan con Santiago de la Vorágine y su “La leyenda dorada”, obra que todos los cristianos deberían leer una vez en su vida. O por lo menos ojearla y buscar las historias, “leyendas”, de sus santos favoritos, las mías son las de Santa Marina y Santa Águeda.
Para animarte a su lectura te dejo la descripción que hacia el autor de Quintiliano, cónsul de Sicilia, quien martirizó a esta último santa: “…de origen plebeyo, libidinoso, avaro e idólatra”.
Volvemos a la tierra.
Muy cerca un magnífico edificio con la alegría de que es de “Zara”, de “nuestra Zara», de “mi Zara”.
Lo único que no me gusta son los modelos que exhiben en su escaparate pues no creo que puedan vender nada así.
La calle está bastante desierta y los puestos callejeros que imagino que deberían bullir de vida están cubiertos de lonas y de plásticos.
Las puertas de las tiendas siguen estando firmemente cerradas como lo atestiguan los candados que hay.
En la puerta más cochambrosa de la calle un letrero dice que “reabrirán” la tienda el 3 de diciembre. Eso es tener esperanza. Y fe. Solo les falta la caridad para completar las tres virtudes teologales del cristianismo, que creo que es lo que realmente les faltará.
En una tiendecilla de gafas un letrero que se ha quedado desfasado: “Reading glass” desde 30 a 60 rupias y las gafas de sol de 50 a 100. Piensa que hemos cambiado a 88 rupias por un euro.
De vuelta al hotel pasamos por delante de la galería Jehangir y entramos a verla.
Es un lugar magnífico que fue fundada por Sir Cowasji Jehangir, quien fue un miembro destacado de la comunidad parsi de Bombay. (Tendré que escribir sobre este grupo).
Este hombre fue un político preeminente que en la época previa a la independencia de este país en ”el Comité de Minorías y en el Comité de Sufragio, abogó por un sufragio escalonado basado en el nivel educativo, lo que habría otorgado a los parsis una enorme sobrerrepresentación en futuras elecciones. Este plan nunca fue tomado en serio por ningún otro partido en las discusiones”.
Eso es lo que se llama “barrer para casa”.
Hoy hay cuatro exposiciones de pintura, aunque la más importante por la sala que ocupaba es la que menos nos ha gustado.
En dos de ellas hemos hablado con los artistas, pues nos han abordado quizás al vernos “raros”.
En una de ellas había un señor mayor con una Leica colgando y he sido yo quien le ha abordado para preguntarle por la diferencia entre el teléfono y la cámara y su prohibición. Creo que no lo sabía y ha dicho que era una estupidez india o algo así.
En esta galería estaban prohibidos ambos tipos de cámaras.
En ese entornó de edificios coloniales encontramos la “David Sassoon Library and Reading Room”, de estilo victoriano neogótico que fue famosa biblioteca del siglo XIX ahora restaurada, pero de la que solo pudimos ver la entrada.
Regresamos al hotel para un breve descanso hasta que nos encontramos con nuestros amigos indios con los que hemos pasado una tarde estupenda.
Cuando acabo de escribir lo de este día me percato que no solo José Antonio Primo de Rivera murió el 20 de noviembre, que también lo hizo Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la gracias de Dios.
PS
El marido de mi amiga es militar y me ha explicado la razón del continuo cambio de destino en el ejército.
Siguen una consigna que se llama “Field and peace”: pasan una temporada en una zona que puede ser conflictiva y otra en una zona tranquila. Piensa que todas las fronteras de la India son más o menos conflictivas. Más bien “más”.
Etiquetas: Bombay, Catedral de Santo Tomás, Francisco Franco, Galería Jehangir, India, Mumbai, San Gabriel, San Miguel, Zara









14/07/2025 a las 13:32
Y también de Buenaventura Durruti.
14/07/2025 a las 20:32
Gracias por la información. Si en un próximo 20 de noviembre estoy por el mundo lo incluiré en mi crónica, lo que pasa es que los padres escolapios no me hacian rezar por Durruti.