
Hoy día de viaje, de Mendoza a Salta, así que mañana un poco complicada.
Desayuno, equipaje listo, pago de la estancia con el paquete de pesos que preparamos ayer por la noche y nos vamos a ver un par de cosas antes de ir a la Terminal de Ómnibus.
El recepcionista, Joaquín, me dice que lo que nosotros llamamos “mili” (que ahora no es obligatoria, ni aquí, ni allí) en Argentina se llama “colimba”, siglas de “correr, limpiar, barrer”.
La guía solo recomienda de esta ciudad el parque que visitamos ayer y una iglesia que confundo con la catedral (esta parece que no tiene demasiado interés), así que cuando estamos cerca de ella me percato del error y logramos encontrarla: la basílica de San Francisco.
Por un letrero de la entrada me entero de que es de estilo renacentista y que fue construida en 1875 y que en su interior está la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, Patrona y Generala del Ejército de los Andes. (¡Estos son peores que la exministra Báñez!),
De Wikipedia que “su fachada corresponde a una edificación de líneas neorrománicas, inspirado en la iglesia de la Trinidad de París”.
¡Mira que les gusta París a estos mendocinos!
El primer letrero, nada más entrar, demuestra lo adelantados que están estos franciscanos.

Luego un aviso encima de la “alcancía”, que es como llaman aquí al “cepillo”: “Sonría. Lo estamos filmando”.

Por lo visto no se fían mucho del control divino.
Hace tiempo leí, u oí, una historia parecida de Millás, cuando una vez abrió el pupitre de un compañero de clase y encima del bocadillo decía: “Dios te ve”.
Pues aquí parece que no, que es una cámara.
Luego una efigie de Pablo II como santo con su mitra y báculo papal.

Y lo mejor: una estatua de San Josemaría Escrivá. También la primera, aunque no recuerdo si en el faraónico Santuario de Torreciudad hay alguna. (Mi débil memoria olvida, y ahora lo recuerdo al trascribir el borrador en el ordenador, que ya vi una en la iglesia del Pilar de Buenos Aires).

Y en la entrada de la iglesia, la tumba de la hija, yerno y nieta del general San Martín.
¿Qué tiene que ver que seas un héroe de la patria para que también se venere a tu familia? ¿Y a la familia política?
Lo del caudillismo es terrible. Véase al famoso marqués de Villaverde, duque consorte de Franco y grande de España, importante por ser eso, un yerno, y del “Caudillo de España por la gracia de Dios” como decían las monedas acuñadas con su efigie.
Claro que ahora hay gente muy famosa e importante solo por haberse acostado con alguien que lo era.
Y al lado de tanta beatitud, una tienda con un escaparate de lencería femenina que a las feministas españolas les pondría el vello como escarpias.
En un restaurante con barbacoa con vistas a la calle están preparando los trozos de carne para la comida y es algo increíble, si lo viera un radical vegano pasaría del estado sólido al gaseoso en un momento, el vegano, no la comida. Vaya, lo que se llamaba “sublimación” cuando yo estudiaba física y química en el bachiller, que ahora tendrá un nombre más inglés, seguro.
Nosotros como cogemos el autobús a la una y no sabemos cuándo, ni dónde pararemos, tenemos que comprar material para bocadillos.
Al marcharnos del hotel le pegamos otro repaso fotográfico y es que tiene algo especial, yo creo que volvería otra vez aquí.
En la estación de autobús compramos el billete de nuestro próximo y casi último viaje: de Salta a Córdoba.
En el autobús, esta vez en “cama”, el conductor me dice que pararemos en donde la “Difunta Correa” y eso hacemos a las 4 horas de salir.
Etiquetas: Argentina, Buenos Aires, Difunta Correa, General San Martín, Mendoza, Salta, Wikipedia







15/03/2024 a las 11:39
Llego a la conclusión de que tu paseas poco por los barrios populares de tu país, porque los escaparates similares a los que muestras, los hay también por estos lares. Muy bien, de nuevo.
15/03/2024 a las 23:50
Tienes razón.
Mis paseos son por Goya y Serrano en Madrid y por Rambla de Cataluña y Paseo de Gracia en Barcelona y allí no aparecen esos maniquíes tan sugerentes.
¡Ah! y por la Quinta Avenida, vaya, como decimos allí la «Fifth Avenue», o mejor «the Fifth».
Tendré que cambiar de paseos.