16. 2.  Argentina 2023. 11 de abril, martes. Decimocuarto día de viaje. Mendoza. Día primero. Segunda parte.

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En Mendoza nos vamos a quedar dos días (tres noches, como en el resto de ciudades, excepto Bariloche y Buenos Aires) y decidimos hacer una excursión un día y el otro dedicarlo a Mendoza.

En el camino hacia el centro, que es donde están todas las agencias de viaje, queremos ver un restaurante que recomienda la guía por su “brunch” y nos perdemos.

NB

La foto de la comida ya ves que no es de un “brunch”, que ellos son más de “huevos benedict” y salmón ahumado, y esto es menos elegante.

La pérdida es achacable a la guía y por una razón que ya nos había pasado antes: su situación en el mapa no corresponde con la dirección. Pero esa pérdida nos ha permitido charlar con un señor muy interesante descendiente de sicilianos, vénetos y españoles.

Así hablamos sobre la situación del país y como todos, se queja amargamente.

A pesar de su aspecto, resulta ser bastante más joven que yo: “¡se nota que usted vive muy bien en España!”.  Por mi edad me dice que he vivido en la época de Franco y que si no se vivía mucho mejor entonces y bajando la voz me confiesa que con los militares se vivía mejor en este país.

Como el tema es muy vidrioso, salgo como puedo de ese jardín.

Me explica que el actual presidente casi provocó un conflicto diplomático con lo que dijo: “los brasileiros descienden de la selva, los mejicanos de los indios, pero los argentinos descienden de los barcos”, o sea de los conquistadores.

Acaba recomendándome una agencia de viajes de su cuñado. Allí vamos, pero ellos no se dedican a viajes de un día y me mandan a otra y ha sido un acierto: Zamira (de origen sirio y español) nos busca la excursión que se llama “Alta montaña” y además nos permite pagarle en dólares a un cambio conveniente dentro de la cotización del “dólar blue”.

Nos cuenta que en Mendoza el gobierno (imagino que el provincial, recuerda que Argentina es un estado federal constituido por 23 provincias) pone un precio máximo a este tipo de actividades y que cada agencia puede poner uno más bajo, pero que todos cobran el máximo. Ya habíamos comprobado que solo una agencia hace el viaje y que todas las demás lo venden.

Zamira ha estado en España tres veces y le encanta.

Todos los que   hemos encontrado que han estado en España hablan maravillas del viaje, claro que tampoco te van a decir que somos unos cabrones y que matamos a todos los indios, porque todos con los que hablamos son argentinos de pocas generaciones y si fuesen de más serían descendientes de aquellos que liquidaron a los indios, que ya eran argentinos, por cierto.

Vamos a la oficina de turismo y allí otra joven simpática, esta de origen boliviano, nos explica dónde comer y nos recomienda que subamos a un cerro que domina la ciudad y que inexplicablemente no aparece en nuestra guía. También nos proporciona un mapa para movernos a pie por la ciudad y los autobuses para ir al cerro desde el centro, el 200 o el 201, con la tarjeta SUBE, pues Mendoza es una de las ciudades como Buenos Aires y Bariloche donde se puede utilizar este medio de pago en el transporte urbano.

Buscamos donde cambiar euros y damos con un forigón que regenta Rodrigo. Charlo con él y resulta que vivió de niño en Málaga, que fue allí a la escuela y que sus padres decidieron regresar a la Argentina, aunque él quería quedarse a vivir allí.

Nos explica que su negocio está en el borde de la legalidad, pero que hasta la policía acude allí a comprar dólares.

En algunas de las principales calles hay unas cunetas que hacen de desagües en caso de lluvia que parecen de otro país, pero aquí muy bien cuidadas.

Después de comer nos vamos con el autobús hasta la base del “Cerro de la Gloria”. (¡Estos argentinos son la leche para buscar nombres!).

Hay un caminito peatonal que en 10 o 15 minutos te lleva hasta una plazoleta presidida por un gran monumento dedicado al general San Martín y es algo impresionante.

Durante la subida vemos un Seat 127 (imagino que aquí sería un Fiat) cargado de tal manera que nos recuerda a la India.

Realmente merece la pena subir hasta allí, aunque las vistas que hay sobre sus alrededores no sean interesantes, por lo menos hoy con la pobre visibilidad que hay.

Acabamos la visita turística en un Carrefour. Allí un señor mayor me pide ayuda para que le lea el precio de un trozo de queso: 427 pesos, pues el kilo va a 2000. Se enfada mucho y lo tira con rabia al montón donde lo había cogido: con el cambio de hoy no llega a 5 € el kilo y ese trozo alrededor de un euro.

El señor no era un sintecho, sino que tenía el aspecto de un honrado jubilado. También me dice que el país es un desastre y que no se puede vivir así.  Y al enterarse de mi edad (le saco 7 años) me dice lo mismo que el de esta mañana: “En España le deben tratar muy bien”.
Tienen razón.

Y este Carrefour esa una fuente de sorpresas y de encuentros, pues nos topamos con una navarra y cuando estamos charlando con ella una señora mayor nos dice que ella también es española y que querría vivir en España: “soy de Alicante”. Se la veía triste a la señora.

Nos compramos unas botellas de refrescos y tenemos un pequeño problema que nos resuelve una vigilante de Prosegur. Le digo que si sabe que es una empresa española, lo sabe y me dice que los tratan muy bien.

Es una tontada, pero me alegra saberlo. 

PS

Hoy en el cambio me han dado, además de los habituales billetes de 1000 pesos (el de mayor importe), también de 200 pesos.

Imagínate: cambio 400 € a 420 pesos por euro, esto da 168.000 pesos.

Un paquete de 100 billetes de 1000 pesos son 100 mil pesos y el resto de los 68 mil en billetes de 200 son 340 billetes.  Y cada billete de 200 pesos no llega a valer ni 50 céntimos de euro.

Por 400 € me han dado 440 billetes.

A partir de hoy tendré más cuidado para no cargar con esos fajos de billetes. Ha sido un descuido.

Sobre la frase del presidente argentino.

Me parece algo tan insólito que busco información que la corrobore y encuentro un artículo en El País de junio del 2021, pues efectivamente la pronunció en una comparecencia de prensa en Buenos Aires con el primer ministro español, Pedro Sánchez.

Y tiene su explicación.

Alberto Fernández, el presidente argentino, dijo exactamente: “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos. Eran barcos que venían de Europa”.

Y “Lo que pretendía ser un elogio a Europa por la importancia que tuvo su inmigración para Argentina entre los siglos XIX y XX se convirtió en un escándalo en medios y redes sociales, donde se acusó de racista al mandatario».

Lo curioso es que la frase procedía realmente de una cita de Octavio Paz, “Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos”, que fue modificada por un cantante de rock argentino y el bueno de Fernández copió la última.

NB

Por si te interesa te dejo el enlace a un vídeo de Litto Nebbia con su canción «Llegamos de los barcos».

A mí me parece un truño con toques nacionalistas, o sea doble truño.

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