
Alexander Qazbeghi.
Poeta para mí desconocido pero que es muy importante por lo menos aquí: dio nombre a la ciudad.
Resulta que aunque se la conozca como Kazbegi su nombre oficial es Stepantsminda, “San Esteban”, pero luego se le cambió el nombre durante una época en honor de ese escritor.
Y es curioso porque el nombre de la familia no era tal sino Tschopikaschwili, pero, afortunadamente, su abuelo cambió su nombre Qasibeg y lo hizo su apellido como Kazbegi.
Y digo afortunadamente porque imagínate diciendo “Tschopikaschwili” en una estación de autobuses buscando la marshrutka que te lleve allí.
Este escritor creó un personaje, tipo bandido social, en una de sus novelas llamado “Koba”, nombre que fue utilizado por Stalin (recuerda que era georgiano) como pseudónimo.
San Esteban.
Este fue nada menos que el “protomartir” de la cristiandad.
Esa palabra para mí, niño escolapio y antes alumno de las monjas de Santa Ana, era como algo mágico sin entender que significaba. Porque sí supe desde mi más tierna infancia qué era un mártir: alguien a quien, preferentemente los romanos, le hacían putadas mil para que abjurase (esa palabra la incorporé a mi léxico más tarde, quizás a los 11 años) de su fe y al que acababan liquidando.
Pero, ¿protomartir?
Y claro tu prudencia infantil y el temor reverencial a llevarte una galleta te impedían preguntarle al religioso o religiosa de turno. “Padre ¿qué diferencia hay entre un protomártir y un mártir?”.
Vaya, como tampoco te atrevías a preguntarle al escolapio (entonces ya no estaba con las monjitas) por el “filioque” que tanto me hizo cavilar: “pero por fin, ¿es con la ‘y” o sin ella?”.
Un sinvivir. Y si no pareciese blasfemo diría que hasta un sindiós.
Vuelvo al “protomártir”.
El DRAE lo define como «Primero de los mártires. U. especialmente referido a san Esteban, por haber sido el primero de los discípulos de Cristo que padeció martirio».
E hice bien en no preguntar siendo infante, porque seguro que me hubiese llevado la galleta (que los escolapios eran famosos en el orbe educativo por la facilidad de los castigos corporales): “Pero padre (el “padre” escolapio no recuerdo si iba con mayúscula o minúscula) ¿cómo sabían en aquella época de difíciles y escasas comunicaciones que fue el primero y no el vigésimo tercero?”.
Ya ves, lo de los ordinales sí que lo aprendíamos bien y jamás decíamos “veintitresavo”, como los que iban a las escuelas públicas (antes llamadas “nacionales”).
Y menos mal que no era una orden religiosa ortodoxa porque para estos además de protomártir era un “archidiácono”. Que si la diferencia entre un “sacerdote” y un “diácono” no lo tenías claro…
Volvamos al santo.
Aparece su vida en los “Hechos de los Apóstoles”, que como (no) sabéis forma parte del Nuevo Testamento junto con los evangelios (los cuatro verdaderos), el Apocalipsis y las cartas de San Pablo y unas cuantas más.
Esto de la “cartas” ya era un misterio para nuestras infantiles y maleables mentes porque no se les llamaba así, sino “epístolas”. Así nos hablaban de la “Epistola a los tesalonicenses”, como si este gentilicio formase parte de nuestra vida cotidiana. Vaya, como si nos hablasen de los de Cretas.
¡Qué cosas nos enseñaban!
Pues bien en esos “Hechos” San Esteban, entonces todavía no santo sino solamente “archidiácono”, llama a unos con los que discutía “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!”.
Tú tienes 11 años, e incluso 13, y te lanzan esa diatriba y te quedas acojonado. Porque no entiendes nada. Repito: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!”.
¡Cuántas veces has utilizado en tu vida la palabra “incircunciso”? ¿Y la expresión “Duros de cerviz”?
Y si los malos eran “incircuncisos de corazón y de oídos”, si hubiésemos sabido que significaba esa palabra nos habríamos preguntado que trozo eliminaban en la circuncisión de oído y de corazón.
Pues bien al pobre Esteban que acabó lapidado, no está muy claro si fue por obra de los jefes del templo con los que discutía o por unas tensiones internas entre los cristianos judaizantes y los cristianos helenizantes a los que él pertenecía. Que parece de los Monty Python.
Pero ya ves: el “protomártir”.
NB
Para los de tierras lejanas: “Cretas” no es un error ortográfico mío por la isla de Creta, sino un bonito pueblo de la provincia de Teruel, aunque su gentilicio es igual al de la isla, “cretense”. Y si esta tiene como principal personaje al Minotauro, el pueblo de Cretas tiene a Juan José Omella Omella , obispo y cardenal.
Coda a la coda.
Así que todos relacionados con Kazbegi: San Esteban, el poeta, Stalin y Su Eminencia Reverendísima.
(No te lo creerás pero el tratamiento debido a los cardenales es diferente según sea obispo o no. El nuestro lo es).
NB
Yo lo de “coda” siempre lo había leído en relación a la música como un complemento final, pero por si acaso acudo al DRAE y me llevo dos sorpresas: la primera es que tiene el significado de “cola” con la siguiente explicación: “En Ar., u. c. rur.”. Eso dice que significa “En Aragón, usado como rural”. Ni idea de lo que los señores académicos quieren decir con ese “usado como rural”.
La segunda es su significado que yo quería darle, más o menos: “Adición al período final de una pieza de música”.
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