10. De Rangún a Sittwe.

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Mi hélice hacia SittweHoy es un día de los que se podrían definir como complicados desde que empiezas tu tarea viajera hasta que acabas el día. Además te deja la sensación de que las cosas aún se pueden complicar más. Y te planteas si no te habrás equivocado al planificar estas etapas.

Pero el comienzo no ha podido ser mejor. Hoy me he atrevido con el tercer desayuno birmano de la lista, “nan gyi thoke, que lo definía el menú del hotel como una ensalada de fideos espesos. Muy bueno.

Había una pareja mayor occidental desayunando que eran los que vimos ayer un par de veces por la calle. Les he preguntado si conocían el lugar al que vamos. No lo conocían pero querían ir, así que nos han pedido que les informemos. Son belgas y encantadores. También estuvieron el año pasado en julio en este país. Y además hablan castellano bastante bien. Como siempre, ella mejor que él.

Hemos comprado los billetes de Bangkok a Rangún y regreso a Bangkok Airways pero han cancelado el viaje de vuelta y nos han trasladado a las Thai Airways. Por si las moscas voy a las oficinas de esta compañía y evito el susto del último día. Me dicen que sí estamos en su lista pero que necesitamos el billete en papel de la otra línea. El nuestro es de los de internet y no vale. Afortunadamente ambas están en el mismo edificio. Éramos los únicos clientes pero el empleado ha tardado más de 30 minutos en darnos un papel que dice que tenemos el billete. Y eso que son compañías tailandesas y parece que bastante eficaces.  No sé que tecleaba pero ha estado haciéndolo durante más de media hora. Seguramente un escriba hitita hubiese tardado menos. Y de nuevo a las Thai donde nos han dicho que sí nos embarcarán. Un consejo por si caes por aquí: ni siquiera esta compañía admite pagar los billetes de avión con tarjetas de crédito. Ni con baht tailandeses: solo en efectivo y en dólares.

Luego nos vamos a cambiar moneda para casi todo el viaje. Aquí hay que hacerlo siempre en el mercado negro, lo que pasa es que cuanto más seguro es el cambio menos te pagan. Así los hoteles son los más seguros y los que te dan el peor cambio.  En la calle consigues el mejor cambio pero a veces en condiciones sospechosas y te expones más. En el mercado de Bogyoke te dan algo intermedio entre ambos.

El año pasado estuvimos a punto de tener un problema y tiendo a ser cauteloso. Hoy he conseguido un buen cambio pero han estado a punto de timarme. Realmente lo han hecho pero muy poquito.  Es que por un dólar te dan entre 1150 y 1300 kyats y el billete mayor es de 1000 kyats. Te puedes imaginar los cientos de miles que puedes cambiar. Así que insisto en el consejo: sed cautelosos, pero no miedosos.

Cogemos un taxi y al aeropuerto.  Las salidas nacionales no tienen nada que ver con el aeropuerto internacional al que llegamos. Vamos a volar desde Rangún a Sittwe y nos espera en la pista un bimotor a hélices. El cielo está totalmente encapotado pero el vuelo ha sido agradable. Antes de aterrizar se ven unas extensiones enormes anegadas.

Llegamos a Sittwe y me encuentro en el aeropuerto más pequeño que he estado en mi vida.  El avión para a unos 20 metros del edificio que hace de terminal. Hasta allí llega un empleado con un carro tirado por él con los equipajes. Y cada viajero coge el suyo del carro. Después unos policías de inmigración te apuntan en una libreta. Que no se descontrole nadie. Nos quedamos cinco minutos preguntando por los posibles vuelos de vuelta a Rangún y cuando salimos no hay nadie. Ni un taxi. La guía recomienda que no cojas los taxis porque son careros (en inglés es más bonito, “extortionate”) y que salgas fuera de las verjas y cojas un trishaw. Esta palabra   en birmano significa sidecar y es que es eso: una bicicleta con un carrito pegado a un lado donde pueden viajar dos personas dándose la espalda. En Rangún se ven algunos pero es muy frecuente en el resto del país. Pues aquí, aunque no lo hubiese dicho la guía, es que no teníamos otra opción. He pedido a un policía militar que custodiaba la entrada e impedía que los conductores de los trishaw pasasen las verjas que nos hiciese una foto y nos hemos hecho alguna con ellos. Todos muy simpáticos. Así que nos hemos ido con dos trishaws desde allí a la ciudad que está a un par de kilómetros.

Trishaw en el aeropuerto de Sittwe

Consejo: si tienes un buen culo no subas en un trishaw porque o no cabrás o se te encajará y no podrás salir de él.

A poco de llegar al hotel cae un diluvio. Ha sido el único momento de buena suerte del día; que no nos haya caído cuando íbamos con  la bicicleta.

En la recepción del hotel he preguntado sobre los barcos que van de Sittwe a Mrauk U. No estaban seguros y me han aconsejado ir a preguntar al embarcadero, “jetty” en inglés. Sólo estaba a 20 minutos andando y me han asegurado que a cualquiera que le preguntase me indicaría el camino. Así que andando, andando, nos hemos ido hacia allí. Cuando llevábamos un buen rato bajo la lluvia Marisa se ha vuelto al hotel pues hay condiciones adversas en que uno se maneja mejor que dos. He seguido mi camino pero nadie me entendía cuando le preguntaba por el famoso “jetty”. Cuando llevaba más de media hora y se empezaba a hacer de noche me ha parado un simpático motorista con un buen nivel de inglés. Que estaba encantado de ayudar a los turistas. Al final he comprendido que debía ser un comisionista del que te previene la guía. Así que me he subido en la moto con él, lloviendo, y hemos ido a tres muelles diferentes.  Porque resulta que hay tres tipos de barcos: los del gobierno que solo van los martes y hoy es sábado; uno privado que sale a las 6 ó las 7 de la mañana cuando hay pasajeros; y finalmente uno que nos llevaría a Marisa y a mí solos. Ida y vuelta por una pasta. Me ha llevado hasta el muelle donde estaba ese barco pero había que pasar por un tablón estrecho y empinado para ver el barco, porque según él era muy importante que lo viese. No es que creyese que me iban a sacar las mantecas pero es que en aquellas condiciones lloviendo y de noche no me atrevía a pasar aquel tablón. Al final me ha devuelto al hotel dándome un buen paseo. Total, que era de noche, estaba lloviendo y yo, a pesar de mi paraguas, estaba empapado. Y el motorista sabía exactamente en qué hotel estaba yo sin decirle nada.  O sea que me tenía totalmente controlado.

Así que hemos decidido que mañana con la luz del día iremos a los muelles y buscaremos qué barcos hay y entonces decidiremos si nos tenemos que quedar más días.

A todo esto resulta que la gente no va con barco porque han arreglado las carreteras y van con autobús pero los extranjeros no podemos ir por tierra. Tenemos que ir por mar y río. ¿Por qué? Nadie lo sabe. Me temo que sea una de esas manías de los militares de cualquier país y aquí mandan: dictan una norma y se queda como ley aunque haya desaparecido la circunstancia que la provocó. Afortunadamente en las sociedades modernas esto ha cambiado, pero aquí no.

Estoy tan hecho polvo (y además sigue lloviendo) que nos quedamos a cenar en el hotel.

Espero que mañana la luz traiga la tranquilidad y el sosiego.

Una respuesta to “10. De Rangún a Sittwe.”

  1. Luigi Says:

    madre mía (Marisa») ase si que es una aventurilla!

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