30. 4. Argentina 2023. 25 de abril, martes. Vigésimo octavo. Buenos Aires. Día 3. Cuarta parte.

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Y desde el cementerio de La Recoleta, después de tanto muerto y tanto fasto, unas 3 horas, nos vamos a comer, a un restaurante que recomienda la guía y que realmente merecía la citación: no muy grande, en un entorno burgués y a precios ajustados y además puedo elegir un plato que presentan como español: lengua de vaca a la portuguesa. Muy buena.

Desde allí, andando, al cercano Museo Nacional de Bellas Artes.

Es una maravilla y con una muy buena distribución, excepto una donación, la colección Guerricó, que tiene todo amontonado como en los gabinetes de pintores del XIX. Tiene gracia, pero se ve muy mal.

Allí un magnífico Madrazo y otro de Niccolò Pisano que me llamó la atención por su composición y su título: “Santa Conversación”.

Lo que muestra es una “Madonna con bambino” y alrededor un grupo de tres santos y barbudos abuelos de los que desconozco su filiación y un guapo San Sebastián medio desnudo.

Allí todos tienen la boca cerrada, así que ¿dónde está la “conversación”?

Y este San Sebastián no es que sea guapo, es que es muy guapo, quizás el más guapo que he visto representado en un cuadro. Quizás al pintor, al Pisano, le pasó con el modelo como a Visconti cuando rodó “Rocco y sus hermanos” con Alain Delon, que creo que estaba enamorado de él.

Y no me extraña.

En una sala, un “robado”: parece que forme parte del atrezzo de la exposición por su aspecto, o como dicen ahora los jóvenes, vaya, mi nieto mayor, por su “outfit”.  

El museo tiene visitantes, pero no demasiados, hasta que llegas a la “Sala Picasso” que está a tope y el 99 % son señoras. Bueno, quizás solo el 87,3 % que el vigilante, por su volumen, cuenta el 11,7 %.

Le pregunto a una guía y no sabe la razón.

Al salir una señora “pega la hebra” con nosotros.

Lo típico, que de dónde somos, pero de qué parte… Y es que ella es gallega, vaya, de origen gallego. Creo que se hubiese quedado con nosotros, pero es que iba con un grupo y tenía que coger el “colectivo”.

Cerca del museo está la universidad, o parte de ella, y para cruzar una gran avenida han hecho un puente peatonal muy airoso y además pintado de bonitos colores.

Nosotros también cogemos (aquí “tomamos”) un colectivo para ir hasta la Plaza de Mayo y desde allí al café que descubrimos ayer, el “London City”.

Intentamos ver la catedral, pero apenas un par de minutos, pues cerraban cuando llegamos. Sí que vemos un guapísimo San Miguel, pero que no me ha gustado nada que tenga al demonio con una cadena: San Miguel, tío, ya está bien que le hayas ganado en la batalla, pero no hace falta putearlo tanto, que luego lo pagamos los humanos.

Un día muy interesante.

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