
Vajrapani
19 octubre. Hoy ha sido el primer día de no madrugar desde que hemos llegado a la India, sólo nos hemos levantado a las 6 y media.
Y empezamos a notar las particularidades de este hotel. Por ejemplo con el agua: sólo sale o caliente o fría. Parece que el problema es que hay muchos clientes (?), aunque visto el sistema de conducción de agua de esta ciudad no me extraña nada. Hoy hemos vuelto a ver una situación que ya descubrimos el año pasado, pero que me ha vuelto a sorprender: por delante de la planta baja de una casa que además, como muchas plantas bajas, es una tienda, pasa una tubería de hierro de por lo menos el 20. Es que así hablan los fontaneros: “trae un codo macho-hembra del 10 y 2 metros de tubería del 11”. Que imagino que son los diámetros en centímetros pero no me atrevo a preguntarlo para no parecer un ignorante. Pues esta tubería tenía por lo menos 20 cms de diámetro. Claro que a lo mejor ya estaba la tubería colocada cuando hicieron la tienda detrás de ella. Y con ese tamaño no se puede empezar a poner codos y desviaciones.
Otra particularidad de este hotel, o mejor de la habitación, es que no tiene espejo en el cuarto de baño. Y lo más exótico: Marisa ha descubierto una sanguijuela en el retrete. Claro que éste es de los que llamaban “turcos”, o sea sin taza, y de esta manera lo peor que te puede pasar es que descubras al bicho en tu pierna, mejor, en la parte inferior de tu pierna. Imagínate que pasaría si fuese de los inodoros normales, ¿dónde te la encontrarías? Que es un pensamiento que produce astringencia, como la carne de membrillo o los escaramujos. Y Marisa no para de preguntarme que de dónde habrá salido el anélido. (Ella no dice esa palabra pero así parece más suave). Recuerdo que la guía lo describía como un problema en Sikkim (y así aprendí la palabra en inglés) y que las vimos en un bosque en Yuksom, pero no decía nada de Bengala, ni menos que apareciesen por el sumidero de un retrete.
Para compensar tanta desazón un magnífico desayuno al sol que es lo mejor que tiene el hotel: una terracita para estos menesteres.
Al lado desayuna una inglesa con un aspecto y acento muy “british” a la que acompaña un señor cetrino. No me he atrevido a preguntarle lo típico: “Your husband, verdad?”. Ayer también coincidimos con ellos en el restaurante de la cena. Me dice que se va a Bagdogra, el aeropuerto más cercano de toda esta zona y adonde van todos los occidentales que nos encontramos, (incluidos Candela y Pedro), para ir a Delhi, y que luego se irá a “Yodpa” en Rajastán, donde hay un festival muy importante. Aunque conozco ese estado no he oído hablar de esa ciudad. Se lo hago repetir un par de veces más y al final caigo: Jodhpur. Que no hay como ser inglés para que no te entiendan. Le digo que es que yo lo pronuncio a la española y ella a la inglesa, pero condescendiente me dice que seguramente se pronuncia como yo lo hago. Y al final ha resultado ser budista, pero por la cara que ha puesto a mi pregunta no es de los “budistas tibetanos”.
Hoy nos vamos a ver “gompas” y una “Himalayan Handmade Paper Industry”. En el camino vemos al personal que aprovecha para coger (¿robar?) agua de las tuberías que bajan por las calles. En algunos casos lavan o friegan allí mismo y en otros llevan cacharros para llevársela a sus casas. Al final de la tarde veremos una verdadera aglomeración para recoger agua de esa forma. ¿Cómo puede un país decir que va a estar a la cabeza de los países del mundo cuando no puede organizar un sistema de distribución y suministro de agua en una ciudad como esta? Que no se trata de un pueblecito rural de un estado atrasado, si no de una ciudad importante, centro de una comarca, en un estado como Bengala Occidental que se vanagloria de lo adelantado que está y de sus gobiernos de izquierda, donde han mandado los comunistas durante muchos años. Pues no tienen agua y muchas veces tampoco suministro eléctrico.
Visitamos primero el Tharpa Choling Gompa, de la escuela tibetana Gelugpa, los del gorro amarillo. (Que no se ofenda si me lee algún gelugpo por llamar “gorro” a lo que llevan los jefes en la cabeza, que quizás sería como nombrar así a una mitra episcopal, pero es que fui a una escuela católica y no a una tibetana y no tengo ni idea del nombre y como se lo ponen en la cabeza…). Un amable joven monje nos abre la puerta. Como ya no estamos en Sikim no debe regir la norma gubernamental de que todos los monasterios tengan el templo abierto hasta las cuatro y pico de la tarde, pero a cambio aquí no te ponen ningún impedimento para hacer fotos. Y Marisa se “dispara”.
Cuando estuvimos aquí la otra vez nos acompañó un monje cojo pero como no sé decir “cojo” en inglés –y el que nos acompaña tampoco anda muy suelto- lo imito y me dice que sí, que hay un monje cojo pero que hoy no está. O eso entendí. (Menos mal que no había ninguna otra visita en aquel momento pues si no quizás hubiesen pensado que mis movimientos formaban parte de una modalidad occidental de rezo, como lo de la “prostration”).
En aquella ocasión lo estaban arreglando todo pues esperaban la visita del Dalai Lama. Conocimos al que pintaba las figuras de las paredes y nos enseñó la habitación donde iba a dormir Su Santidad, e incluso el cuarto de baño. Todo nuevo de trinca. Pues siguen conservándolo todo igual y te lo enseñan: “aquí durmió el Dalai Lama”. Por supuesto está igual pues no creo que Su Santidad sea un destrozón y total dormiría un par de noches. Claro que ahora el cuarto de baño no nos lo han enseñado, pienso que por la frase que te puedes imaginar que habría que decir, después del “aquí durmió el Dalai Lama”. Y además en inglés y con el verbo en pasado. Así que parece que todo sigue igual por si un día se le ocurre caer por aquí de nuevo.
Al final el líder tibetano tendrá más sitios donde dormir que Aristóteles Onassis. Cuando dormía.
Cuando estamos en estos lugares, aunque se puede fotografiar sin problemas, a Marisa le gusta hacerlo sin la atención constante del monje acompañante y me dice: “tú dale conversación”. Como si eso fuese normal. Así que ya casi tengo un guión. Lo primero adivinar su procedencia étnica. Este joven es bhutia y como lo he acertado a la primera se ha alegrado mucho. Tiene 28 años y cuando tenga 30 será monje. Es de un pueblo del este de Sikim donde viven sus padres y dos hermanos. En el monasterio hay 50 monjes y 50 estudiantes. El habla tibetano, hindi, nepalí e inglés, pero no bengalí.
Yo: “Oye, que ya no sé qué preguntarle”.
Marisa: “Pues háblale de más cosas”.
Recuerdo que había alguien, quizás un novelista, que era capaz de recitar entera “Rayuela” de Cortázar. Yo tendré que hacer algo parecido aunque no me entiendan. Así que me pongo a preguntarle por los “santos de altar mayor”. El primero es el fundador de este monasterio el “Primer Dromo Geshe Rinpoche”. La segunda estatua es al del Trijang Rinpoche, tutor de H. H. el decimocuarto Dalai Lama. Es muy gracioso porque alguien le ha puesto en la mano dos billetes de 10 rupias y parece que esté bendiciendo de esta manera.
Hay una figura de las de dar miedo: “¿Es un demonio?” No, que es que lleva una máscara negra: Vajrapani, el dios del poder, “god of power”. No sé qué significa eso de “Dios del poder” pero mi inglés y el del monje ya no dan más para más explicaciones.
Desde allí queremos ir a un lugar donde hacen papel artesano. La mayoría del personal no sabe donde está a pesar de que es por allí cerca del monasterio. Y a base de preguntar al final damos con un señor que ya nos había ayudado antes. Nos da todo tipo de explicaciones y le pregunto, pero en plan de afirmar, si es tibetano. Me responde orgullosamente que sí y le digo que se parece al Dalai Lama. Y entonces todavía se pone más contento. Pero es que es verdad. Ya he encontrado a algunos tibetanos que tienen esa cabeza poderosa como Su Santidad. Además es algo que resulta agradecido. ¿Te imaginas a un tibetano que viniese a España en los años 60, te preguntase algo y para quedar bien te dijera que te parecías a Franco? O, hablando de cabezas poderosas, ¿a Álvarez Cascos?
06/03/2013 a las 23:04
Para decir en inglés cojo, tuerto o manco, utilizan one-legged, one-armed o one-eyed. No se complican mucho.
También usan lame, por ejemplo lame in leg. Y quedarse cojo, to go lame.
Si estás muy mal en plan lisiado o tullido dicen cripple. De estos últimos, por desgracia, se ven muchos entorno a la mezquita Jama Masjid en Delhi, cerca de ese restaurante que me recomendaste en el barrio musulman.