35. India 2012. De Pelling a Kalimpong.

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Encuentra tu tubería

  18 de octubre.
De nuevo nos despiertan los cánticos de las seguidoras de no sé quien a las cuatro y pico de la mañana.  Ya es casi la hora de levantarnos  para ver de nuevo el amanecer  sobre el Kanchenjunga. Para verlo o para intentarlo  pues solo vemos una puntita de la montaña. Afortunadamente hoy solo nos acompaña  un caballo enano que estuvo el primer día; ni rastro del esputador matutino de ayer.  Pero cuando empezamos el regreso al hotel  ya casi se ha despejado del todo y al fin lo podemos ver.

Ates de marcharnos del hotel el recepcionista nos pone una banda blanca por el cuello. Es una forma tibetana de desearte suerte.  La verdad es que me siento un poco  ridículo y en cuanto  cojo el primer transporte me la quito.

Hay varias alternativas para ir desde Pelling a Kalimpong y depende de a quien consultas  te cuenta una pero nadie te las compara y te aconseja cual es la  mejor.

Afortunadamente  al dueño del hotel se le ha ocurrido decírmelo en el momento de marcharnos.  La mejor es la que llaman “Kalimpong Service”, que como su nombre indica va directo  desde aquí a Kalimpong pero que por lo visto no funciona todos los días.  ¿Cuándo lo hace?  Pues hasta la tarde del  día anterior no saben si habrá o no “service”.  Por si quieres hacer este trayecto y no hay   el de más arriba, la recomendación del propietario del hotel es: coges un autobús de la SNT (Sikkim  Nationalized Transport) en la “T junction” del Upper Pelling. Cuando  llegas al puesto de control de salida del estado, Melli Check Point,  pasas por la ventanilla donde un paciente y aburrido  funcionario apunta en un gran libro todos tus datos y que sales del país, te sella el pasaporte, vuelves al autobús que inmediatamente pasa el puente sobre el río Teesta  que separa Bengala occidental (WB) de Sikkim. Al otro lado del puente te bajas en una parada de “shared taxis” que en una hora te llevan a Kalimpong, mientras que el bus sigue hasta Silíguri.

Pues todo eso hicimos solo que ya no nos acordábamos que estábamos en la India y que ese autobús iba a hacia WB, así que fue tomado al asalto por los bengalíes que lo esperaban; los cuatro extranjeros   que además llevábamos mucho más equipaje nos quedamos los últimos. Pues a pesar de todo ello y gracias a la costumbre de evitar sentarse juntos hombres y mujeres si  pueden evitarlo,  Marisa se  sentó al lado de una joven en la primera fila y yo al lado del conductor. Era mi primer viaje en autobús en Sikim y fue toda una experiencia.  Así vi en primer plano como se toman esas curvas de casi 360º; como se maniobra cuando el autobús, que no es muy grande pero que ocupa toda la carretera, se cruza con un camión y como tenías un precipicio allí delante de tus pies; como el conductor llevaba  el vehículo en primera marcha y a veces además frenando en  una larguísima cuesta que te lleva desde Pelling a más de 2000 metros hasta Legship a 830 y que esos 25 kms le cuestan casi dos horas; como vas a una velocidad solo un poco más rápida que andando;  como sigue la cuesta abajo hasta llegar a Jorethang donde cruza el río Rangit o Rangeet.

Así que en 3 horas y 50 minutos llegamos a Jorethang, centro de transportes, desde donde puedes ir a casi cualquier sitio de la zona y que tiene una de las estaciones de autobuses más cochambrosas de la India, que ya es decir.  Parece que hay una nueva para los jeeps y espero que los autobuses también vayan allí. Hace dos años tuvimos que hacer un tránsito en esta ciudad  y fue bastante caótico.

Llegamos al “check point”, me piden el permiso de entrada en Sikim y le vuelvo a contar la historia al controlador. Afortunadamente estaba dentro de los 15 días de estancia que te dan como mínimo porque si no no sé que hubiese pasado.

Un detalle importante por si haces este recorrido: tienes que decirle al conductor del autobús que quieres que te deje al otro lado del río y no en el “check point”, que es adonde a él le interesa para evitarse la espera porque en este caso tienes que hacer todo el recorrido hasta la parada de los jeeps a pie y además con el equipaje.

Así con el cambio a un jeep que afortunadamente estaba casi lleno cuando llegamos, lo que significa poca espera,  partimos enseguida hacia la caótica Kalimpong.

Kalimpong.

¿Por qué se viene a esta ciudad?

Los bengalíes de Calcuta y Siliguri me imagino que lo hacen para estar más fresquitos y también como una etapa antes de ir a Darjeeling o Sikim. Porque aquí estamos a 1250 metros de altitud, aunque eso no se nota hasta que se pone el sol.  Además la guía dice que tienes bonitas vistas del Himalaya, algunos buenos paseos, templos e iglesias y una “fascinating” industria de “nursery”, que como su nombre no dice, no es que haya muchas escuelas de enfermeras o muchos hospitales y residencias de la tercera edad, sino viveros.
Y nosotros hemos venido para llenar un poco el hueco que nos dejó inesperadamente el no poder visitar el valle de Yumthang.
Esta ciudad perteneció a los “chogyals” (reyes) de Sikim,  antes de caer en manos de los butaneses en el siglo XVIII y más tarde en la de los  británicos y de esta manera pasar a formar parte de la India cuando llegó la independencia.

En los últimos años ha sido un importante foco del movimiento Gorkhaland hasta el punto de que CK Pradhan, el líder Gorka, fue asesinado aquí en el 2002.  Por cierto que le han dedicado un monumento en el lugar del hecho, en el centro de la ciudad, algo horrible.

La guía solo relaciona hoteles a los que se puede ir si tienes coche propio y te deja sólo una opción en la ciudad que es a la que hemos ido ahora como en nuestra anterior visita.  Pero esta vez el hotel está casi lleno pues ya empieza el movimiento de los bengalíes hacia el norte con motivo de la “Durga Puja” y su semana de vacaciones. No nos gusta demasiado la única habitación que hay disponible pero es lo que tiene viajar así.

Salimos a la búsqueda de un restaurante –no hemos desayunado- y volvemos a pasar por delante de un obrador de dulces donde Marisa hizo en el 2010 unos buenos retratos.  De alguno de estos jóvenes confiteros  solo te das cuenta lo guapos que son cuando los ves en las fotografías y los puedes aislar del entorno donde trabajan. Se acuerdan de nosotros, creo que incluso se alegran y Marisa volverá a fotografiarlos.

Nos encontramos de nuevo con las conducciones de agua más caóticas que he visto en mi vida: las calles de toda la ciudad están atravesadas por tuberías y no logro entender  como hacen la distribución pues es algo increíble.

Cerca del hotel un humilde puesto tiene el pomposo letrero de “Fashion chicken centre”. Marisa se vuelve loca fotografiando ese “fashion centre”.

Vamos a comer a un restaurante en  el que ya estuvimos antes; la comida es excelente pero el camarero poco simpático. Volvemos a cenar y pasa directamente de “poco simpático”  a borde. En la India es bastante frecuente que pagues directamente al cajero –generalmente el dueño- que está sentado al lado de la puerta de entrada, así que cuando voy a pagar llevo preparada la frase  “the food is excellent but the service is a shit”, pero luego me lo pienso mejor  y me digo que “para aprender a Salamanca”, así que pago y no digo nada.

He cogido un fuerte resfriado himalayo   y a pesar de saber como es en inglés “pastillas para la tos”   no consigo tner claro como se pronuncia así que lo escribo en un papel: “cough lozenges”. Porque aquí las farmacias dan gusto, hay una en casi cualquier sitio y también venden agua y productos de tocador al mismo precio que en cualquier otra tienda y además dan la impresión de que siempre están abiertas.  Como si fuesen “farmacias de chinos”, que quizás es lo que habría que hacer en España, que las farmacias las llevasen chinos, porque además de paracetamol, te venderían pan, cervezas, agua o leche. Y además al precio normal, no como ahora que lo de las farmacias, aunque no sean medicamentos,  parece que lo fabriquen todo en Loewe. Total que me pregunto si en la India existirá el concepto de farmacia de guardia.

Y volvemos a encontrarnos con el continuo toque de bocinas y paso de coches y jeeps. Que ya no estamos en Sikim sino en Bengala. Lo que se nota también  por el barullo de clientes en el hotel.

Vamos a internet y  a pesar de que la guía la define como una  ciudad “bustling bazaar”, a las 7 de la tarde  ya está todo cerrado y además algún trozo de la ciudad sin luz eléctrica, así que no te queda otro remedio que refugiarte en el hotel.

Sobre el río Rangit.

Cerca de Gangtok hay un monumento en el lugar donde en el siglo XIII se firmó un tratado de paz entre  los lepchas y los bhutias.  Dice que esta paz durará hasta que el río Rangit  se seque y el Kanchenjunga desaparezca.

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3 respuestas to “35. India 2012. De Pelling a Kalimpong.”

  1. jose luis Says:

    Madre mía que obra de fontanería!!! Esto compite con el tendido eléctrico de Paharganj en Delhi. Puro surrealismo urbano.
    Si te sirve de algo, fonéticamente cough sonaría caf, pero no abras mucho la boca para que salga un sonido entre la a y la o.
    Si además toses y te tocas la garganta…

  2. Al de la India Says:

    Joséluis, Paharganj ya no es lo que era: te quedarías de piedra al ver la transformación.

  3. jose luis Says:

    Espero verte pronto y que me cuentes esa transformación, que espero haya sido a mejor.

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