Han cambiado los números.

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El uno y el cuatro quieren gobernabilidad bundo bando, el dos y el tres son ingobernables y aborrecen la indecencia más que nadie o mucho más que nadie. El tres fustiga a todos con un látigo de colas rojas infranqueables llenas de verdad absoluta. El tres quiere pactar con todos los números que le obedezcan y se las va a hacer pasar moradas a quienes no acaten a su gran jefe, gran guía, gran timonel (eso sí, no alfa). Los demás números se asustan ante la vehemencia de lo imposible. Y en sus programas está entera su solución que puede doblarse completamente como los juncos, pero nunca romperse.

Antes creíamos que no nos representaban, ahora vemos que van a representar constantemente durante años y no digamos en estos largos primeros meses que se conceden para hacer cualquier nimiedad. Parece ser que les hemos elegido para que gestionen – aunque no está escrito qué es eso de gestionar, se escribe sobre la marcha -, pero debe ser duro y siempre hay algo mejor que hacer. Dar clases de moralina, por ejemplo.

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3 respuestas to “Han cambiado los números.”

  1. Carmen Says:

    Lo peor de todo es que yo creo que sí nos representan, yo nos miro socialmente, incluso uno a uno, y les veo

  2. Némesis Says:

    Por favor, una explicación de «bundo bando» y otra del comentario.

    • eseelsoles Says:

      Bundo, bando es una digresión que me imagino que viene de los restos del Miranda Podadera asentados en algún lugar recóndito de algún lobulo cerebral. En cuanto al comentario de Carmen estoy completamente de acuerdo, lo más triste es que nos representan, que son representativos de lo que somos y que vamos a soportar muchas representaciones porque les gusta mucho «representar»; aquí enlazo con una nota anterior sobre los Salvamés».
      Creo que el político habitual en España sabe que gestionar es aburrido, difícil y de inevitables compromisos y prefiere recalcar los aspectos ideológicos de la política e ir de puro, lo que es un contrasentido con la cantida de barro que acaban acumulando. Claro que no es un aspecto «personal» sino «organizativo» y como se suele leer ahora «sistémico». Hace poco ha alertado Felipe González sobre el «leninismo 3.0» y es curioso que hace muchos años que todos los partidos españoles me parecen leninistas (todos PP incluído aunque parezca chocante) y el PSOE de González fué un buen ejemplo e incluso se permitieron decir aquello copiado al PRI mexicano de que «el que se mueva no sale en la foto» que es una buena frase definitoria de un partido leninista, centralización organizativa máxima, comité de listas omnipotente y gran jefe infalible. Es la famosa frase de «Fidel no puede equivocarse» o en otro orden de cosas una frase bastante perversa que se escucha ahora con frecuencia «los votantes no se equivocan» cuando precisamente las campañas electorales tratan de eso, de que cambiemos un voto, por fortuna, inconstante. Me gustaría que la regeneración democrática de la que se habla modificara la estructura y organización de los Partidos con democracia interna obligatoria (si se recibe dinero público) y los nuevos muestran algún atisbo, pero basta ver que los paladines de lo nuevo permiten con total impudor al Jefe que mencione a su novia como futura ministra para saber que el camino no es de esta década.

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